Reseña de La bestia, de Carmen Mola

30 noviembre, 2021
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30 noviembre, 2021 Antonio Parra Sanz

Reseña de la novela La bestia, de Carmen Mola

Título: La bestia

Autor: Carmen Mola

Editorial: Planeta

Año: 2021

Páginas: 544

Calificación: 

Nuestra puntuación

Sobre la autora

Carmen Mola nació en la primavera de 2017, en Madrid, cuando los autores Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero decidieron lanzarse a una aventura de creación colectiva que cristalizó en una primera novela, La novia gitana, a la que seguirían La red púrpura y La nena. A lo largo de estos años, los tres autores han continuado con sus proyectos personales, tanto no-velas como guiones.

Jorge Díaz (Alicante, 1962) es autor de las novelas Cartas a Palacio y La justicia de los errantes, entre otras, así como de series de televisión como Hospital Central.

Agustín Martínez (Lorca, 1975) es creador de series como Feria, la luz más oscura o La Caza (Monteperdido y Tramuntana), y autor de las novelas Monteperdido y La mala hierba.

Antonio Mercero (Madrid, 1969) ha llevado en paralelo la escritura de guiones de cine y televisión (Felices 140, Hospital Central, Hache) con la publicación de novelas, entre cuyos títulos se encuentran Pleamar o El final del hombre. (Puedes leer la entrevista que hicimos a Antonio Mercero aquí).

Sinopsis de la obra

Corre el año 1834 y Madrid, una pequeña ciudad que trata de abrirse paso más allá de las murallas que la rodean, sufre una terrible epidemia de cólera. Pero la peste no es lo único que aterroriza a sus habitantes: en los arrabales aparecen cadáveres desmembrados de niñas que nadie reclama. Todos los rumores apuntan a la Bestia, un ser a quien nadie ha visto pero al que todos temen.

Cuando la pequeña Clara desaparece, su hermana Lucía, junto con Donoso, un policía tuerto, y Diego, un periodista buscavidas, inician una frenética cuenta atrás para encontrar a la niña con vida. En su camino tropiezan con fray Braulio, un monje guerrillero, y con un misterioso anillo de oro con dos mazas cruzadas que todo el mundo codicia y por el que algunos están dispuestos a matar.

Reseña de La bestia

PARA EL LECTOR CAUTIVO

Cada año, una de las obras más difíciles de reseñar, al menos para un servidor, es la ganadora del Premio Planeta, por todo lo que conlleva el galardón, por todo lo que se conoce del mismo (incluso antes del mismo) y también, por qué no decirlo, porque durante muchas ediciones la calidad huía aterrada de la novela ganadora.

Si a eso le sumamos este año lo ocurrido con el fenómeno Carmen Mola, entenderá el lector que la complicación se puede multiplicar… hasta por tres, y no porque el secreto desvelado me haya sorprendido, puesto que algunos intuíamos que tras ese fantástico seudónimo se ocultaba más de un hombre, aunque tampoco nos rasgábamos las vestiduras, yo al menos no lo hice, como ahora ha hecho gran parte de nuestra sociedad, sino por todo lo que dicho secreto ha acarreado en las últimas semanas.

En cualquier caso, aquí se trata de valorar obras, y no tanto los fenómenos editoriales, sociológicos o de moda, que se escondan tras ellas. Y lo primero que he de decir sobre el texto es que es tremendamente adictivo, y de verdad lo digo intentando sustraerme a todo lo externo. Como lector, y como lector de novela negra y de misterio, encontrarme en las primeras páginas a un perro suburbial mordisqueando el cráneo decapitado de una niña me parece algo brutal y capaz de engancharme ya para el resto de la novela.

No me corresponde a mí, no quiero asumir ese papel, ser la mosca recalcitrante que se pose en anacronismos, si los hubiera, o en fallos de trama, si los hubiera, o en incoherencias lingüísticas de algún personaje. De verdad que no, porque lo que el lector que llevo dentro sentía era la atracción, el interés por seguir leyendo, y la velocidad a la que se iban sucediendo los hechos.

A veces hay quien olvida cuál es la esencia de una novela de este tipo: misterio, crimen, investigación, y no es otra que mantener en vilo al lector tanto como se pueda. La Bestia lo consigue sobradamente. Y en cuanto a su estilo, no creo que pesen tanto algunas taras que otros han señalado, tales como “un lenguaje algo plano, el uso monótono del presente, la adecuación lingüística de algún personaje…”, de verdad me cuesta recordar otros premios Planeta, con una calidad literaria bajísima, a los que se les haya disparado tanto y tan rápido como muchos francotiradores han hecho con esta novela.

Sé que ahora me voy a contradecir y que había anunciado que no lo haría, pero no puedo evitar hacerme algunas preguntas: ¿se habría afinado tanto la crítica de ser otro el autor, de haber sido una mujer (o tres), por ejemplo?, ¿se habrían afilado tanto algunos colmillos de no haber precedido a este premio el éxito de una trilogía negra?, ¿qué duelen más, las inexactitudes narrativas (si las hubiera) o el fenómeno de los tres autores ocultos?, ¿es la envidia el combustible de algunas reseñas? Tengo mis propias respuestas, pero deberá el curioso lector alcanzar las suyas.

Regreso ahora a mi personalidad lectora, para decir que el ritmo es brutal, la ambientación precisa, los perfiles psicológicos atinados, la miseria perfectamente reflejada, y hasta la trama medida, porque hay una muerte, algo prematura en mi opinión, que podría haber amenazado a la novela con el naufragio, y en cambio el obstáculo se resuelve con mucho oficio. Eso sí, también he creído ver las costuras guionistas de los tres autores, no en vano son especialistas del medio, detalles que me hacen pensar en una posible serie: personajes que agotan su participación de forma fulgurante para dar paso a otro, escenas impactantes, intensidad criminal, cierta velocidad investigadora, etc. Detalles que estamos más que acostumbrados a ver en la pantalla.

¿Y si así fuera, habría algo de malo? Ni sería la primera novela que lo hace ni será la última. Pero volviendo a lo literario, me quedo con las sensaciones provocadas por la trama, por Lucía, la joven protagonista superviviente y dura como ella sola, por esa ambientación antes mencionada, por la manera de matar, incluso por el Madrid de 1834. Y esas sensaciones me tuvieron anclado al sillón, que es mucho más de lo que algunas otras me han provocado.

Que alguien ahora piense que es una novela aceptable, o incluso del montón, pero un guion magnífico, pues es posible, pero repito, cumple con creces esa función tan apreciada de una buena novela: cautivar al lector de principio a fin. Y lo demás, quizá sean cuentos o rabietas de doloridas envidias.

Lee más reseñas de Antonio Parra Sanz aquí

La bestia en Planeta de libros

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Comments (8)

  1. Rafael Jimenez Toboso

    Me sorprende que nadie se haya fijado en el fondo de la obra. Como no quiero hacer de Spoiler , me basta con que se recuerde el Leitmotiv de la Inquisición: se perseguía a los judios porque descuartizaban niños, y se bebían su sangre, o la persecución de Franco contra los masones.

  2. Carlos

    En la pág 270, línea 24, dice»… en su despacho hay libros de ETA….». En la época en que transcurre la novela creo q ETA no existía. ¿O estoy equivocado?

    • Luisa

      E.T.A Hoffman es un escritor de movimiento romántico alemán,no el grupo terrorista al que creo que te refieres.

  3. Vi

    A mí me ha parecido un mal libro, con una buena idea pero mal escrito. Con errores de tiempo, pese que tiene algunas cosas buenas, tiene muchas malas y a mí me chirriaba leerlo. Creo que se queda en un simple best-seller del montón, y lo peor es que la justificación o motivo de porqué la bestia mata me pareció demasiado simple.

  4. nibia hernández

    Los tres escritores unificados bajo el seudónimo de Carmen Mola han dado cima con «La Bestia» a una novela histórica altamente interesante. La obra principia con ritmo trepidante y, tras algún altibajo inevitable en una extensa narración de 541 páginas y 85 capítulos, nos trasmite conocimientos y disfrute durante las cuatro partes que la constituyen. La trama se contextúa en el trágico Madrid de 1834, con el trasfondo de la primera guerra carlista y de la epidemia del cólera. Si a ello le añadimos un asesino serial psicópata y despiadado (pues desde el temprano capítulo 13 se nos revelará que La Bestia en realidad es un hombre) están dados los ingredientes para capturar al lector. El ambiente opresivo que permea la ficción se inicia mediante una descripción tremenda. Estamos en el Cerrillo del Rastro «no lejos del matadero de Madrid». En ese barrio pobre, y bajo una lluvia pertinaz, los vecinos descubren el cadáver despedazado de una niña. Un perro escuálido y hambriento muerde con desesperada avidez su cabeza cercenada, y los niños del vecindario lo ahuyentan arrojándole piedras. Según se pretende, el culpable de ese asesinato y de otros similares es «La Bestia», un animal sanguinario y semi demoníaco, o al menos eso es lo que creen los habitantes. El hilo narrativo lo conduce un relator omnisciente, pero el peso argumental gravita sobre la adolescente Lucía, que debe cargar con Clara, su hermana menor y con Cándida, su moribunda madre enferma de cólera. El otro personaje clave es el joven periodista Diego Ruiz. Este último es un individuo que nos genera empatía. Es un idealista que no duda en fingir ser médico para ingresar en el lazareto donde se apiña a los pacientes terminales del cólera. Allí visitará al desfalleciente padre de la niña desmembrada, en busca de información con la cual redactar una nota impactante sobre «La Bestia». Los capítulos que componen la primera parte se alternan, con cadencia perfecta, entre las tribulaciones de Lucía en el sórdido mundo en que sobrevive, y las andanzas del reportero Diego. Conforme advertí, el entramado, aunque es cautivante y escrito con calidad, tiene sus claroscuros. Ocurre que la crónica se desvía en varios de sus cauces, menoscabando su fuerza y su fluidez. Por ejemplo, cuando se nos obliga a seguir a Diego en su relación amorosa y adúltera con la aristocrática esposa de un ministro de la reina regente. Varias escenas de ese jaez, que no aportan al nudo argumental, lastran la acción y disminuyen la tensión extraordinaria que los capítulos iniciales nos han producido. No obstante, en líneas generales, la historia es notable. Se palpa que los autores supieron documentarse a conciencia en el plano histórico, y que poseen talento.

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