Reseña de La melodía de la oscuridad

4 febrero, 2019
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4 febrero, 2019 Alfonso Gutiérrez Caro

Reseña de La melodía de la oscuridad

Título: La melodía de la oscuridad

Autor: Daniel Fopiani

Editorial: Espasa

Páginas: 269

Año: 2019

Género: Novela negra

Calificación: 

Nuestra puntuación

 

Sobre el autor

Daniel Fopiani (Cádiz, 1990), el soldado escritor o el escritor soldado (al más puro estilo Cervantes), es sargento de Infantería de Marina y autor de dos thrillers que han dado (y dan) mucho que hablar: La carcoma, novela con la que se alzó con el Premio Valencia Nova de narrativa en 2017; y La melodía de la oscuridad, la brutal novela que nos ocupa. Además, Fopiani es activo colaborador de la web literaria Zenda, columnista en varios medios gaditanos y algunas cosas más que encontraréis en la solapa del libro bajo su fotografía. Una mente equilibrada (creo) e inquieta, un tipo con las ideas claras al que se le abre un brillante provenir dentro del mundo de las letras. Pasen y lean.

Reseña de la melodía de la oscuridad

“Usted ve, pero no observa. La distinción es clara”. Ya lo dijo el mismísimo Sherlock Holmes, ver es una cosa, observar otra bien diferente. La pregunta aquí sería: ¿se puede observar algo estando ciego? Según la RAE, observar es examinar algo detenidamente, es decir, indagar de forma profunda y con detalle. ¿Podría hacerse usando el resto de sentidos? Oído, olfato, tacto, ¿gusto? ¿Siguiendo al corazón? No lo sé. Lo único que tengo claro es que hay que ser muy valiente para poner invidente al investigador protagonista de tu novela.

Eso es lo que pasa con Adriano, el ex sargento de la Guardia Civil que quedó ciego y desfigurado (las heridas en su espíritu son peores si cabe) por un atentado de ETA años atrás y del que ahora echan mano para tratar de dar caza a un asesino. Pero no un asesino cualquiera, no, sino uno cuyo ritual parece inspirado en los célebres Doce Trabajos de Hércules. Agüita. Uno que va a teñir de rojo Cádiz y cuya investigación va a remover las vidas de todos cuantos osen acercarse.

Este es el original y fascinante arranque de una novela que te arrasa por dentro, que la lógica dice que está escrita con las manos aunque más bien parece haber sido redactada directamente con las entrañas. Es una novela dura (en ocasiones mucho) pero para nada seca. En ella, en sus personajes, fluyen constantemente las emociones derivadas de sus esperanzas y anhelos, de su relación con un mundo que les aprieta. Soledad, muerte y desgarro se suceden en sus páginas, pero también hay sitio para el amor, la redención y la chispa. Como la vida misma.

© Diario de Sevilla

A Adriano hay que darle amor. Daniel Fopiani ha creado uno de los grandes personajes de la novela negra actual junto al Coque Brox de Pere Cervantes de la también estupenda Tres minutos de color (otro con problemas de visión, por cierto). Esto va a sonar raro, pero me encanta que el ex Guardia Civil ciego de Fopiani no sea un investigador fabuloso de inteligencia superlativa y métodos infalibles. Y es que Adriano es un tipo amargado, carcomido por la tragedia, preso de un mundo de perpetua oscuridad que hace lo justo para seguir respirando. ¿El caso? Bueno, en principio casi pasaba por ahí, hasta que se da cuenta de que entrar de nuevo en acción le reactiva una vida a la que únicamente se encuentra sujeto por su mujer Patricia, personaje esencial de la novela y con multitud de aristas, y la correa de su perro Acho.

En cuanto a verdugo y víctimas, es de destacar la labor del autor ahondando en la perturbada psique del asesino. Es cierto que la génesis del monstruo transita por lugares comunes dentro del género, pero Fopiani muestra una gran imaginativa cuando llega la hora de la escabechina mostrándonos unas escenas del crimen que removerían el estomago del mismísimo Hannibal Lecter. Muy reseñable el trabajo llevado a cabo con las víctimas, a las que el autor dota de personalidad con el mero apunte de algunos rasgos, deseos y recuerdos (todo un don el que muestra Fopiani  para describir personajes y sensaciones con las palabras justas y certeras), que logran que éstas sean mucho más que meros trozos de carne a los que hacer la autopsia.

Esto acaba de empezar, pero La melodía de la oscuridad se posiciona ya como una de las grandes lecturas del año. Novela negra realizada con cabeza y corazón, utilizando una narrativa cercana y viva, que golpea pero que también conmueve, con un personaje de esos que se quedan dentro y con una trama sorprendente e interesante, siempre creciente y carente de rellenos. Atentos con el final: te hace necesitar un chequeo médico con urgencia.

Os dejo con una de las grandes frases de la novela:

“Duermo todo lo que puedo (…) Para mí es más divertido soñar que vivir en este otro lado al que usted llama realidad” – Adriano.

La melodía de la oscuridad en Planeta de libros

Web oficial de Daniel Fopiani

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Alfonso Gutiérrez Caro

Devorando historias.

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