Reseña de Los tres estigmas de Palmer Eldritch, de Philip K. Dick

Sinopsis de la obra

En el siglo XXI, dadas las paupérrimas condiciones de habitabilidad de la Tierra (solo está habitada la zona de la Antártida) el hombre ha colonizado varios planetas y satélites del sistema solar. Las duras condiciones y la monótona existencia que en dichas colonias llevan los humanos les obligan al consumo de un alucinógeno ilegal llamado Can-Di, para disfrutar de una existencia idílica trasladándose a una especie de mundo imaginario de muñecas y sus magníficos accesorios llamado Perky Pat.

Entonces surge un competidor en el mercado: un nuevo alucinógeno llamado Chew-Zi, cuyo slogan es “Dios promete la vida eterna, nosotros la damos”. Esta droga traslada a un mundo eterno, en el cual no existen espacio ni tiempo, dominado a su antojo por Palmer Eldritch, un empresario que viajó en busca de nuevos productos comerciales al sistema solar de Próxima Centauri. Tras permanecer una década allí vuelve muy cambiado, tanto mental como físicamente en los tres estigmas visibles que aparecen en su cuerpo: ojos artificiales, dientes de acero y mano robótica. Probablemente su conciencia ha sido invadida por una entidad alienígena… El enorme y terrible poder que posee sobre todos aquellos que experimentan con su droga les hace susceptibles de caer bajo un nuevo orden existencial del que serán incapaces de salir.

Reseña de Los tres estigmas de Palmer Eldritch

La obra objeto de esta reseña es una de las novelas más complejas y susceptible de diversas interpretaciones de Dick, ya que supone un compendio de los temas más recurrentes de Dick: drogas, religión, saltos de una realidad a otra, colonias humanas en Marte, precogniscencia, evolución humana, decadencia y sometimiento… Baste decir que para la revista Rolling Stone es «la novela LSD por excelencia de todos los tiempos», así que se confirma que estamos ante una obra bastante personal y surrealista.

El eje vertebrador de la historia es la traslación, a través de las drogas, a una nueva realidad virtual donde una conciencia superior (Palmer Eldritch) tiene plenos poderes sobre aquellos que experimentan este fenómeno. Dick parte de una de sus constantes, un futuro decadente, un ambiente opresor y una desidia de la que es necesario evadirse. En muchas ocasiones la situación de esa realidad resulta confusa, no sabemos muy bien donde se desarrolla la acción, recurso del autor para generar mayor descontrol y desconocimiento de cuanto nos rodea. Se nos presenta un mundo corporativizado, férreamente controlado por las grandes empresas y por el organismo que engloba a todas ellas: la ONU.

Los personajes principales de la obra son en su mayoría antihéroes, personas egoístas movidas solamente por su propio beneficio. No faltan personas que pueden ver el futuro ni otras evolucionadas artificialmente, ideas retomadas una y otra vez por Dick en muchos de sus trabajos. De entre todos ellos sobresale, como no podía ser de otra manera, el personaje que da nombre a la obra: Palmer Eldritch. Se trata de un hombre célebre pero a la vez desconocido, todos saben quién es pero ninguno puede averiguar lo que trama. Sus diez años en otro sistema solar le procuran un aura oscura, impenetrable, confiriéndole una magnitud que pocos llegan a comprender. Lo que fuera que le pasara en aquel lejano sistema cambia a Eldritch irremediablemente, ya no sabemos si es humano o alienígena, persona o ente.

El tema religioso es importante en esta novela, pues utiliza ciertos paralelismos con algunos postulados del cristianismo (los estigmas, la figura de “el salvador”) e incluso del budismo (la teoría de la reencarnación). El objetivo de las drogas Can-Di y posteriormente del Chew-Zi es transformar el mundo árido en el que viven los colonos por otro en teoría mejor, más flexible y grato, pero también irreal y manipulable. Se puede pensar que Palmer Eldritch es algo así como un nuevo dios, que rivaliza con el anterior y pretende allegar a su mundo el mayor número de adeptos (adictos) posible. Un guía de un mundo totalmente controlado por él, un dominador de conciencias con oscuros (por desconocidos) propósitos. Es aquí cuando la historia más desvaría, la amenaza de un nuevo ente que controla las vidas de cuantos se acercan a la droga es tan grande que sobrepasa los límites de esta realidad ficticia y comienza a invadir también la realidad natural. La paranoia se hace tan visible como la inseguridad latente de todos los personajes.

Llegados a un punto no sabemos qué es real y qué no lo es, sobresaltando numerosas preguntas a nuestra mente: ¿Es Palmer Eldritch un dios o un demonio? ¿Ha venido para salvar a la humanidad del estado obsoleto en el que se encuentra o para condenarla bajo el yugo de una especie alienígena?

Bastantes dudas y no demasiadas respuestas son las que deja esta apasionante obra, de prosa sencilla pero compleja lectura. El universo dickiano queda en esta novela más retratado que nunca, sumergiendo al lector en un mundo tan original como desconcertante.

Sobre el autor

Philip K. Dick es un escritor de culto. Controvertido e irregular autor distinguido tanto por sus notables obras como por sus (también grandes) excesos. A pesar de ser un autor prolífico sufrió problemas financieros que se vieron agravados en los últimos años de su vida, cuando su calamitosa situación personal y su caída en picado en el mundo de las drogas hicieron más asiduos sus brotes esquizofrénicos y sus visiones místicas…

Su extensa producción literaria nos ofrece obras maestras como Ubik, El hombre en el castillo o ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?. Esta última fue llevada al cine por Ridley Scott en 1982 en el film Blade Runner. Películas tan conocidas como Desafío Total, Minority Report o Una mirada en la oscuridad son adaptaciones de otros tantos relatos cortos del escritor americano.