Entrevista a la escritora Blanca Cabañas
El Quinto Libro da la bienvenida a Blanca Cabañas (Chiclana, Cádiz, 1991), maestra de educación especial y pedagoga, autora de la novela «El hambre del pelícano» (Suma de Letras).
1. ¿Qué te inspiró a escribir «El hambre del pelícano» y cómo surgió la idea original para la trama?
En mis novelas me gusta arrancar desde una fuente de conocimiento, construir a partir de algo real una historia de ficción. En este caso, me he valido de las historias que circulan alrededor del santuario de Melkart, un santuario fenicio cuya ubicación a día de hoy sigue siendo desconocida. Se dice que recibió la visita de Julio César, del general cartaginés Aníbal o que, incluso, bajo sus cimientos se encuentran enterrados los restos del semidios Hércules. Este santuario y las reliquias que se encontraron en torno a él, nos hablan de la importancia y la antigüedad de 3000 años que tiene Cádiz. Después de investigar y leer mucho sobre el tema, no entendía cómo había vivido toda mi vida en Chiclana sin conocer más acerca de ello y me propuse escribir una historia entretenida donde pudiese compartir todo lo que había aprendido.
2. En la novela, introduces una pieza arqueológica de gran valor. ¿Puedes contarnos más sobre su origen histórico y su significado en la novela? Y, ya de paso… ¿Podrías compartir algo sobre el proceso de investigación que realizaste para introducir la pieza arqueológica en la trama?
En el caño de Sancti Petri a partir del año 84 y a causa de una draga de arena que removió un depósito de exvotos, aparecieron unas estatuillas fenicias que daban culto a Melkart, una deidad fenicia. Estas reliquias tienen un gran valor histórico y económico porque hablan del origen fenicio de Cádiz. En mi novela, pongo a los personajes e, incluso al lector, en la posición de qué harían si hallaran una reliquia de este valor, teniendo en cuenta que la ley de Protección del Patrimonio Histórico Español del 85 dice que todo lo que se encuentre debe ser notificado y entregado. Para documentarme acerca de las estatuillas leí todo lo que encontré sobre ellas: noticias, informes de la Red de Museos, registros del Museo de Cádiz… Y, por supuesto, me desplacé en varias ocasiones a verlas por mí misma a dicho museo.
3. ¿Hay elementos simbólicos en la novela que quisieras que los lectores interpretaran de cierta manera?
En mis novelas siempre construyo personajes que, guiados por sus creencias, son capaces de todo. En El hambre del pelícano hay mitología, tradición y superstición. Los personajes que crecieron en el antiguo poblado pesquero de Sancti Petri, amparados por la gracia del dios Melkart, creen en su energía y en su poder, y harían cualquier cosa por proteger sus vestigios.
4. ¿Existe algún personaje con el que te identifiques personalmente o que haya sido especialmente desafiante de desarrollar?
En la novela hay un matrimonio que, herido por la desconfianza, decide comenzar de cero mudándose a Chiclana. He disfrutado mucho con Rodrigo, el marido. Creo que es el personaje más complejo y que sufre una evolución más potente a lo largo de la novela. No tiene un camino fácil ni tampoco una personalidad arrolladora, sin embargo, pienso que el lector lo va a comprender, va a empatizar y, pese a verlo envuelto en una vorágine de malas decisiones, sentirá ternura por él. Lo sé porque me lo han comentado los lectores. Por eso, siempre digo que no me gusta pintar a los personajes de buenos o malos, es el lector el que decide con quien simpatiza y por quien se deja convencer.
5. La protagonista se enfrenta a dilemas morales complejos. ¿Qué proceso seguiste para darle profundidad y hacer que sus conflictos internos resonaran a los lectores?
Cuido mucho que todos los personajes tengan una historia detrás, aunque no haya saltos en el tiempo que cuenten el background de los mismos, de alguna forma el lector tiene que sentir que conoce a los protagonistas de la historia. Pongo mucho esfuerzo en esbozar sus emociones y sentimientos para que aquel que lee los entienda, comparta o no sus motivaciones. Sofía, la detective privada, que se convierte en la sombra de Rodrigo, está muy rota. No se dice como tal, pero no hace falta, sus comportamientos hablan por ella.
6. Elegiste el sur de España como escenario principal de tu novela. ¿Qué importancia tiene este lugar para ti y para la historia? ¿De qué manera la cultura del sur de España influye en la narrativa?
Mis dos novelas, aunque independientes y autoconclusivas, comparten ambientación, pero contar esta historia en otro lugar hubiera sido imposible porque se nutre de Chiclana y de su historia. Hacer un buen uso de la ambientación se está convirtiendo en un rasgo distintivo en mi escritura y es una línea que me apetece continuar. Escribir historias que transcurren en Chiclana me permite hacerlo con la verdad por delante, siendo conocedora de la forma de vida de su gente, sus escenarios y sus creencias.
7. ¿Cómo fue el proceso de crear la atmósfera de los acantilados de Sancti Petri y qué importancia tienen en la historia?
Es donde comienza la novela. Ya el prólogo nos sitúa en este magnífico escenario, aunque dotándolo de un cariz mucho más aterrador, pues vivimos en primera persona la precipitación de una persona al vacío. A partir de ahí, la historia se bifurca en dos líneas temporales: quince días antes de la muerte y el presente, donde viviremos la investigación de la mano de la última persona que vio con vida a la víctima.
8. ¿Cómo equilibraste la tensión y el suspense a lo largo de la novela sin revelar demasiado pronto los secretos de la trama?
La novela tiene un arranque muy potente y a partir de ahí el lector está dentro de la historia. Es muy inteligente empezar así, lo difícil es mantener esa tensión a lo largo de toda la novela sin flaquear. Para ello, he cuidado con mucho mimo los inicios y los finales de cada capítulo, de forma que uno te lleve al siguiente, como si de un pulso con el lector se tratara en el que le reto a no dejar de leer. Son capítulos cortos contados desde la visión de distintos personajes, historias que se entrelazan hasta encontrarse en un final inesperado.
9. ¿Cuáles son las principales motivaciones de los personajes secundarios y cómo contribuyen estas al desarrollo de la trama principal?
En esta novela he querido situar más personajes en la historia para ofrecer más calidad y ritmo a la historia y todos ellos influyen en la vida de los personajes principales, empujándolos a sus inesperados destinos y avivando sus sentimientos más oscuros.
10. ¿Hay algún mensaje o tema central que esperas que los lectores se lleven después de leer tu libro?
Espero que después de leer El hambre del pelícano, si son tan afortunados de hallar un resto arqueológico, sepan bien que deben hacer con él para no acabar como los personajes, pues la avaricia puede destruirnos.
11. ¿Cómo fue el proceso de construcción de la trama y cómo decidiste sobre los giros y revelaciones?
El concepto y el final de la historia los tenía claros desde el principio. No empiezo a escribir hasta que estos dos puntos no están zanjados en mi cabeza. Por un lado, quería hablar del origen fenicio de Cádiz, hacer que el lector además de obtener entretenimiento, aprendiera algo al cerrar el libro y, por otro lado, quería que las emociones humanas y, en concreto, la avaricia, jugaran un papel principal.
12. Durante la escritura de «El hambre del pelícano», ¿hubo algún momento en el que sentiste que la historia te llevaba en una dirección inesperada?
Todo el tiempo. Soy una escritora que, pese a haberlo intentado, no trabajo con escaleta. Lo que sí tengo es un pequeñísimo guión y voy marcando día tras día de escritura qué tengo que contar en los próximos capítulos, de esta forma voy construyendo progresivamente para llegar a donde quiero. Esta forma de trabajo me da resultado, pero también me hace volver hacia atrás en muchas ocasiones y tener que reescribir partes de la historia.
13. Como escritora, ¿cuál ha sido el mayor reto al que te has enfrentado durante la escritura de «El hambre del pelícano»?
Sin duda alguna, te diría que la documentación. Soy muy perfeccionista, de esta novela tengo en mi ordenador cuatro o cinco borradores. Del primer borrador a lo que finalmente ha sido El hambre del pelícano hay mucho trabajo. Quería pulir la historia al máximo, no dejar ni un fleco suelto y contrastar cada información que compartía en la novela. Algunas de estas fuentes han sido la Guardia Civil y profesionales encargados de la restauración y la conservación de piezas arqueológicas del Museo de Cádiz. Incluso, me permitieron entrar en el taller donde someten a baños prolongados de desalinización a estas reliquias. He aprendido muchísimo acerca de un mundo completamente desconocido y apasionante y he querido transmitir esa emoción.
14. ¿Qué autores o libros consideras que han influenciado tu estilo de escritura o la concepción de esta obra?
Suelo leer de todo, pero el thriller es el género predominante en mis lecturas. Me han inspirado y disfruto mucho leyendo a autores españoles que ambientan sus novelas en su lugar de origen. Entre ellos podría citar a Dolores Redondo, María Oruña, Mikel Santiago…
15. ¿Cómo ha sido la recepción del libro hasta ahora y hay alguna crítica o comentario que te haya sorprendido?
Por ahora, la recepción de la novela está siendo bastante positiva. Evidentemente, a mayor alcance, también existen más críticas negativas, pero, por lo general, es una novela que está gustando mucho y que se está abriendo paso entre nuevos lectores que, prendados de ella, están adquiriendo mi primera novela. Está siendo muy sonada y quizá por eso, han escrito algún titular que otro que me ha sorprendido, como aquel que dice que soy la revelación del noir andaluz. Me abruma que digan cosas así, no me considero revelación alguna, pero sí soy una persona muy tenaz y esa constancia es la que me sitúa donde estoy.
16. Después de «El hambre del pelícano», ¿tienes planes para nuevos proyectos literarios? ¿Puedes adelantarnos algo?
Por supuesto. Cuando termine la promoción de la novela, planeo sentarme a darle forma a la siguiente. Ya tengo algo en la cabeza… Soy maestra de profesión y me apetece poner al lector en la piel de una maestra interina que, de pronto, tiene que pausar su vida e ir a cubrir una vacante a un lugar remoto. Es la realidad de todos los docentes. Por supuesto, en mi novela a esta maestra no la esperan experiencias maravillosas, sino todo lo contrario.