Reseña de El río del olvido

Reseña del libro EL RÍO DEL OLVIDO, de Julio Llamazares

SINOPSIS

El autor hace un viaje -físico y emocional- por su infancia en las montañas de León. Desde la cabecera del Curueño, en las cumbres nevadas del Puerto de Vegarada, hasta su desembocadura en el río Porma. En los 47 kms de su recorrido el río se nutre de quince pequeños afluentes que, al ritmo incansable del agua, nos conducen por profundas abismos excavados en la roca; nos acercan al salvaje territorio de lobos, osos y urogallos; caminamos por senderos, trochas perdidas entre la maleza, e incluso, calzadas romanas que se dirigen hacia el mar.

RESEÑA

En el vasto océano que inunda los anaqueles de las librerías navegan historias de toda condición. Las que son mero relleno, relegadas al estante más alto del local, al olvido y al polvo. Aquellas que brillan, más por su encuadernación que por su meritorio contenido. Las de siempre -clásicos atemporales- que, sí o sí, defienden su lugar en el expositor, al alcance de todas las manos. Y, por fin, las novelas con alma. Las que se escriben desde las tripas, descarnándose en un ejercicio de pureza. Las que te arrancan, en cada cada página, la empatía que nace de las vísceras, del sentimiento. De esta última estirpe participa -como todas las historias de este inmenso autor- El río del olvido. Tal vez no sea la obra más popular del escritor leonés. Tampoco la más premiada. Quizás resulte, incluso, desconocida para sus lectores incondicionales. Pero esta novela de viajes contiene la esencia del inimitable estilo Llamazares: la sintonía con la tierra -a la que el autor está enraizado- la aparente sencillez de sus textos y una profunda, sentida admiración, por el paisaje.

Desde sus primeras líneas, autor y lectores son arrastrados por el deshielo de las cumbres leonesas. Llamazares ejercita en esta novela una extraña simbiosis entre la narrativa y la mera contemplación del horizonte. Una mezcla -en apariencia intrascendente- que subraya, en cada párrafo, el particularísimo estilo del escritor y su recurrentes preocupaciones en torno a la naturaleza: la despoblación de las zonas rurales (“Me conformaría con que hubiera 50 mujeres con hijos en esos territorios”), el complejo equilibrio entre la dureza / sosiego de los pueblos de montaña (“La nieve negra”), y la difícil convivencia entre las costumbres ancestrales y el creciente turismo depredador. En este sentido, El río del olvido no es, en absoluto, una novela complaciente.

Esta obra, cocinada a pie en el corazón de la naturaleza leonesa, reclama el concurso de nuestro bastón de marcha, la cantimplora y las botas de montaña. Porque serán muchos quienes necesiten admirar, junto a las bellísimas palabras de Llamazares, la magnificencia de uno de los últimos ríos salvajes de nuestra geografía. Concédanse unos días. Bastará con una mochila, la vista al frente y ganas de alimentar el espíritu. Observen bien, llenen sus retinas de belleza y nunca olviden las palabras del autor:

“Aunque los paisajes permanezcan inmutables, una mirada jamás se repite”.

SOBRE EL AUTOR

Nacido en 1955 en un pueblo de la montaña leonesa, Julio Llamazares se prodiga en casi todos los géneros literarios. Junto a la obra que nos ocupa -paradigma de la narrativa de viajes- muestra otros notables ejemplos, como Tras-os-Montes (Alfaguara, 1998), o la singular Las rosas de piedra (Alfaguara, 2008) sobre las historias que encierran nuestras catedrales. En poesía es destacable Memoria de la nieve (Nórdica Libros, 2019), un curioso paralelismo lírico con El río del olvido.

FICHA TÉCNICA

• Título: El río del olvido
• Autor: Julio Llamazares
• Editorial: Alfaguara
• Páginas: 232
• Año: 2006
• Género: Narrativa de viajes
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