Malart, de Aro Sáinz de la Maza.
Año: 2023.
Ediciones Destino (Áncora&Delfín)
Sobre el autor, Aro Sáinz de la Maza
Nació en Barcelona, ciudad donde continúa poniendo nombre a todos sus precipicios mientras trama la quinta entrega protagonizada por el inspector Milo Malart. Inició la serie con la novela El verdugo de Gaudí (anteriormente titulada El asesino de La Pedrera, 2012), a la que en 2016 seguiría El ángulo muerto y, en 2020, Dócil, que obtuvo los premios Negra y Mortal 2020, el Valencia Negra 2020 y el Toro Negro 2021, los tres concedidos por votación popular.
Sus novelas han tenido una gran acogida por parte del público y la crítica especializada, y han sido traducidas por la editorial Actes Sud en Francia, donde han relacionado a Milo Malart con los clásicos del género y con las creaciones de prestigiosos escritores contemporáneos como Jo Nesbo y Philip Kerr. Malart es la esperada cuarta entrega de la serie.
Sinopsis de Malart
De madrugada, en alta mar a bordo de un yate en la costa barcelonesa, se ha cometido un doble crimen atroz. El inspector Milo Malart conocía bien a las víctimas, un matrimonio de la alta burguesía absuelto en el juicio por asesinato de una joven gracias a la oportuna contaminación de las pruebas.
Torturado hasta la obsesión, todos en el Cuerpo sabían que el inspector estaba dispuesto a pararle los pies como fuera. Que Malart no olvida. Ni suelta la presa. Y ahora ha desaparecido sin dejar rastro. Mientras los indicios hallados en la escena del crimen se acumulan en su contra, para algunos resulta muy fácil unir los puntos. Para otros, en cambio, los hechos no acaban de encajar; sin embargo, no pueden responder a una sencilla pregunta: si es inocente, ¿por qué no da señales de vida?
Su compañera, la subinspectora Rebeca Mercader, no le cree capaz de haber traspasado la línea. Trabajando contrarreloj, está resuelta a esclarecer lo ocurrido aún en contra de las órdenes y a pesar de que puede arruinar su carrera.
Mi opinión de Malart
Cierra la tetralogía de los elementos: fuego, aire, tierra y agua.
Un hilo conductor del que se sirve el autor para dar vida a un personaje cargado de matices: Milo Malart, inspector del Cuerpo de Mossos d´Esquadra, un hombre solitario que se obliga con férrea disciplina a no intimar, a no mostrar su vulnerabilidad, con un pasado personal y familiar que le condiciona.
Rebelde ante las injusticias, dueño de unos valores que hoy no parecen importar. A pesar de ser la cuarta entrega de la serie, no es necesario haber leído las anteriores para disfrutarla, aunque sí que recomiendo su lectura porque Milo ya no es el mismo que conocimos en la primera entrega.
Como todos los personajes bien construidos, como nosotros mismos, evoluciona, cambia. Un policía que usa el método deductivo, capaz de ponerse en la piel del delincuente, de la víctima:
“Malart había narrado con voz monótona, desprovista de emoción, un crimen atroz, igual que si estuviera viendo una película detrás de sus retinas. Lo que mas la soliviantaba era que las piezas parecían encajar, y todo a partir de un detalle tan sutil que a todos los demás se les había pasado por alto. También a ella. Aquello la enardeció hasta el punto de sentir la tentación irrefrenable de abofetearlo con fuerza para que, al menos, abriera los ojos.
“Hazlo, no te cortes-dijo entonces su compañero con la misma voz neutra”-. No sé porqué me soportas, eres una santa”. Sus palabras la desinflaron. Incluso a ciegas sabía cómo desarmarla”.
Esta no es una novela negra más, un policial con muertes que investigar. Es una historia con una importante carga social, como lo son todas las buenas novelas negras de nuestro tiempo, que inciden en las causas, en los porqués, en poner al lector frente al espejo de la realidad de una sociedad en la que todos tienen su parte de culpa.
Una primera escena medida hasta el milímetro, imprescindible para entender el motivo del crimen; una narración ágil que transcurre en tan solo tres días. Rebeca Mercader, la subinspectora compañera de Milo, cobra mayor protagonismo, así como el resto de miembros del grupo que se esforzarán en desmontar la versión oficial que parece imponerse.
Llena de giros y de sorpresas, sus cuatrocientas sesenta y cuatro páginas se leen sin descanso hasta llegar a un final inesperado que deja muchas incógnitas sobre el protagonista y su futuro. Como dice el propio Milo:
“Eligió un nuevo propósito: dejar de excavar”.
