Reseña de El Incal, de Moebius y Alejandro Jodorowsky

Sinopsis de la obra

Estamos ante un cómic tan desconcertante como fascinante. En esta historieta llevada a cabo junto al guionista Alejandro Jodorowsky, Moebius nos adentra con su monumental arte en un caótico y tecnológico futuro cyberpunk en el que un detective de tercera fila (o clase “R”) y adicto a los homeoputas, John DiFool, se verá envuelto en la mayor aventura de su existencia tras caer en sus manos un pequeño objeto de cristal conocido como El Incal.

Reseña

La trama de El Incal se va sucediendo a un ritmo endiablado, acompañando al detective Difool y su mascota, una especie de pequeño pteranodon llamado Deepo, en la continua persecución a la que son sometidos por parte de varios interesados en el misterioso y poderoso Incal. Un viaje apasionante en el que los elementos onírico, metafísico y la ciencia-ficción se funden para conformar un mundo que atrapa y confunde a partes iguales. Un tipo con cabeza de perro, grotescos monstruos mutantes, un presidente andrógino, un espeluznante engendro siamés que hace las veces de EmperoratrIz, las psicorratas, la Necrosonda, el horror de la Tiniebla, … todo un galimatías de personajes, tecno-ciudades, facciones enfrentadas, traiciones y alianzas.

En esencia estamos ante el primordial enfrentamiento entre el bien y el mal, el poder de la luz contra el poder de la oscuridad. El Incal, inevitablemente unido al protagonista, simboliza ambas caras de un mismo todo, como el ying y el yang, todo lo bueno contiene algo de malo y viceversa. En esta historia redonda asistimos al fin de un mundo, de un universo de existencia y el inicio de otro. Se nos presenta pues una realidad cíclica, una comunión divina, en la que la figura de John DiFool se muestra como paradigma de la individualidad.

Como no podía ser de otra forma, el apartado gráfico de la obra se lleva la palma. Todo, absolutamente todo es fabuloso: desde el diseño de los variados personajes (humanos, androides o bichos), los imponentes escenarios y la detallada arquitectura, los intrincados artefactos, mamotretos metálicos, naves y demás muchedumbres, hasta la sencilla y precisa narrativa… El talento visual de Moebius impregna cada página, te mete de lleno en este disparatado universo, sorprendiendo una y otra vez tanto por su brillantez como por su originalidad a la hora de plasmar cada detalle de cada viñeta.

Nos encontramos pues ante un universo complejo fruto de una desbordada imaginación tanto por parte del guionista Jodorowsky como por el propio Moebius. Un mundo alucinante (o quizás deba decir alucinógeno) y rico en excentricidades en el que conviven lo humano y lo divino, lo material y lo espiritual bajo el omnipresente dominio de la tecnología. Las realidades se confunden, al igual que los estados físicos. Asistimos a numerosas metamorfosis, desmaterializaciones, viajes a través del espacio y a través del tiempo, escenas alegóricas, misticismo desatado. En El Incal no hay cabida para la palabra imposible, no existen cortapisas a la imaginación. Una vez que entras en él no hay escapatoria posible, los plasmáticos tentáculos de La Tiniebla se aferran con fuerza, impidiendo tu salida hasta el advenimiento de la luz liberadora.

Sobre los autores

Alejandro Jodorowsky nació en Tocopilla, Chile, en 1929. Tarólogo, terapeuta, escritor, actor, guionista de cómics (El Incal, La casta de los Metabarones o Los hijos del Topo), director de teatro y de cine de culto (El topo o Santa sangre), ha creado dos técnicas terapéuticas, la psicomagia y la psicogenealogía,que han revolucionado la psicoterapia en numerosos países.

Moebius, seudónimo de Jean Giraud (1938-2012), ha sido uno de los autores más importantes de la historia del cómic. Su registro es tan amplio que va desde el western hasta la ciencia-ficción, pasando por la ilustración, los diseños para películas y otras obras de carácter más personal e íntimo. Trabajó al lado de grandes escritores como Alejandro Jodorowsky y Jean-Michel Charlier para crear sagas tan exitosas y memorables como El Incal y Blueberry. También participó en el diseño de producción de películas tan célebres como Alien (1979).