Reseña de la novela La valentía
Uno de los títulos finalistas al Premio Mandarache 2021
Título: La valentía
Autor: Alfredo Sanzol
Editorial: Antígona
Año: 2018
Páginas: 147
Calificación:
(Más reseñas de Antonio Parra)
Sobre el autor
Alfredo Sanzol (Madrid-Pamplona 1972). Autor y Director de teatro. Su obra se caracteriza por el uso del sentido del humor, la búsqueda de un estilo formal propio con el que plantear los problemas de su biografía personal y social y el compromiso con la investigación de nuevas estructuras dramáticas. Ha recibido por sus espectáculos cinco Premios Max, el Premio Nacional de Literatura Dramática, el Premio Valle-Inclán de Teatro, el Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid, y el Premio Ceres del Festival de Mérida. Como autor y director teatral destacan las producciones La Dama Boba (CNTC 2017) La Ternura (Teatro de la Ciudad y Teatro de la Abadía 2017) La Respiración (Lazona y Teatro de la Abadía 2016), Edipo Rey (Teatro de la Ciudad y Teatro de la Abadía 2015), La Calma Mágica (Tanttaka y CDN 2014), Esperando a Godot (CDN 2013), Aventura! (T de Teatre y Teatre Lliure 2012), La importancia de llamarse Ernesto (Teatro Gayarre 2012), Delicadas (T de Teatre y Festival Grec 2010), Días Estupendos (Lazona y CDN 2010), La Cabeza del Bautista (CDN 2009), Sí, pero no lo soy (CDN 2008), Risas y Destrucción, Cous- Cous y Churros, Carrusel Palace, Como los griegos (Producciones del Callao 2006, 2001, 2000, 1999).
Sinopsis de la obra
Alguien que quiere tener la razón es alguien cómico. Querer tener la razón no tiene ninguna utilidad, pero «el ego» le da mucha importancia. No sabemos cómo hacer para que las personas que queremos tengan su modo de vivir, sus preferencias y sus opiniones. La Valentía es una historia de dos hermanas Trini y Guada, que han heredado la casa en la que pasaban los veranos de su infancia. Es una casa que aman, pero es una casa que tiene un pequeño problema: una autopista pasa a cinco metros de la puerta. Para Guada es más importante la casa que el ruido, y para Trini es más importante el silencio que la casa. Como Guada ha decidido quedarse a vivir en la casa, Trini, desesperada, contrata a los Hermanos Espectro, una pareja de hermanos que tiene una empresa que se dedica a dar sustos terribles para echar a la gente de los sitios haciéndose pasar por fantasmas. Por otro lado, Guada, que necesita dinero, ha puesto una de las habitaciones de la
casa en Airbnb y llegan los primeros clientes: Martín y Martina, dos hermanos muy extraños que resultan ser fantasmas de verdad. Todos se juntan en la casa el mismo fin de semana, y hasta ahí se puede contar.
Reseña de La valentía
A escena
La gran novedad del Premio Mandarache 2021 es la de abrirse a otros géneros diferentes a la narrativa de ficción, tales como la poesía, narrativa de no ficción y teatro. En esta última disciplina ha llegado uno de los grandes aciertos, con esta pieza de Alfredo Sanzol, un autor curtido en el mundo escénico que nos regala una delicia que combina el humor con lo sobrenatural, sin olvidarse también de temas muy actuales como la insatisfacción personal o el desmedido avance de una sociedad un tanto ciega. Dos hermanas se mueven en la disyuntiva de deshacerse o no de la antigua
casa familiar, por cuyas puertas transita nada menos que una autopista, con todo lo que eso conlleva. A partir de ahí, el autor nos sumerge en la actitud de cada hermana, la de Guada, que prefiere la casa al ruido, y la de Trini, que no soporta pagar semejante peaje. Desde ese punto de arranque al lector le toca presenciar cómo cada una utilizará sus armar para intentar conseguir sus propósitos. Para ello entran en liza otras dos parejas de hermanos, estableciéndose divertidas y curiosas coincidencias dramáticas, coincidencias y diferencias que el lector tendrá que ir descubriendo entre sonrisas, pero percibiendo también que no serán sonrisas vacías, sino que cada una de ellas esconderá su correspondiente justificación. Una magnífica propuesta para los jóvenes lectores que se acerquen por vez primera a la literatura dramática, y un buen recordatorio, para lectores más avanzados, de que somos un país con una presencia escénica considerable, con
una herencia teatral de primerísimo orden que a veces se nos olvida, y no precisamente porque pasen por nuestra puerta otras autopistas literarias.