Título: El traje del muerto
Autor: Joe Hill
Editorial: Punto de lectura
Páginas: 496
Género: Terror
Calificación:
Sobre el autor
Joe Hill (Maine, Estados Unidos, 1972) es un escritor y creador de cómics, hijo del también escritor Stephen King, de quien en sus inicios intentó que no se le vinculase con él utilizando las formas abreviadas de sus dos nombres (Joseph Hillstrom) cuando firmaba sus obras.
En su vertiente de cómics tiene una serie llamada Locke & Key, que le ha valido para ganar varios premios. Siguiendo la estela de sus novelas, Locke & Key es una serie que se mueve por la intriga y el terror, y cuyos derechos cinematográficos han estado varias veces adjudicados para una adaptación en forma de serie, teniendo incluso a Steven Spielberg tras ella, aunque finalmente no han llegado a ver la luz. Hubo incluso un capítulo piloto grabado, pero la cadena Fox decidió no sacar el proyecto adelante Si te pica la curiosidad, aquí tienes el trailer que se preparó en su momento.
Si hablamos de su producción literaria, cuenta hasta el momento con cinco obras publicadas, todas ellas dentro del género del terror y la ciencia ficción.
Reseña de El traje del muerto
Debe de ser difícil querer seguir los pasos de tu padre, y que la sombra de este sea como una torre oscura, que su resplandor sea tan opulente como la sonrisa de un payaso que te observa con ojos de fuego. Sí, debe ser complicado ser el hijo de Stephen King y querer ser escritor de historias de intriga y terror. Aun así, Joe Hill se ha remangado y se ha puesto a trabajar, con una producción de una calidad más que aceptable. De casta le viene al galgo, que dirían los viejos del lugar. El libro que hoy nos ocupa tiene, para empezar, una extraña traducción respecto a su título original, The heart-shaped box, o lo que es lo mismo, la caja con forma de corazón. En otras ocasiones las interpretaciones traductoras son lo peor del mundo, pero en esta ocasión, y saltando la literalidad del título, creo que han acertado. Judas Coyne, un viejo rockero harto de vivir, que comparte su casa con su asistente y una novia mucho más joven, es un excéntrico coleccionista de objetos sobrenaturales de las más diversas naturalezas. En una búsqueda encuentra por Internet el traje de un cadáver al que acompaña el fantasma del fallecido. Escéptico ante la situación, decide comprarlo…
Con semejante planteamiento, la historia da para mucho. Esto hace que el ritmo en la primera parte del libro sea de un alto nivel, alimentando la avidez de lectura a cada vuelta de hoja. Sin embargo, y de forma inexplicable, de repente la historia baja calamitosamente de intensidad, para dar paso a una segunda parte ramplona, insulsa e innecesaria en algunos pasajes, que provocan una inapetencia lectora preocupante. He de suponer que las modas literarias campean por estas páginas, o quizá sean las exigencias editoriales para que los libros lleguen a tener ciertos miles de palabras, y que hicieron que el bueno de Joe Hill tuviera que capear esta clausula dentro del contrato literario llevando a los protagonistas, a la historia y al lector por un buen puñado de páginas innecesarias para el devenir del texto. Por suerte para todos, la última parte del libro vuelve a coger un ritmo trepidante, poniendo una velocidad narrativa que llevan a un broche más que aceptable. No quiero decir con esta disertación que no me haya gustado el libro, muy al contrario ha sido tan potente la forma de empezar y acabar que no se merece el bajón intermedio.
Joe Hill ha heredado, o quizá sea más acertado decir que ha mamado y ha aprendido en casa a hacer unas descripciones escénicas magníficas. El lector se sentirá en el centro del relato, viviendo la trama desde cerca. Es de agradecer que el escritor tenga en cuenta al lector como parte importante de la ecuación. Hay miles de libros en los que esta fórmula no se usa, o no funciona como debe, y el hecho baja muchos enteros al producto final.
Los personajes son otro buen punto. Bien trabajados, con una evolución dentro de la historia. La descripción del fantasma hará que se te ericen los vellos. Aunque, en contrapartida, son como casi siempre, bastante predecibles. Comienzo a sospechar que es mío el problema, o quizá sea de los cánones del género, pero he de apuntar que son bastante estereotipados, con el perfil habitual de los roles de cada uno de ellos, así que me parece que en esta ocasión guardaré silencio.
Resumiendo, y para acabar la reseña, he de contar que Joe Hill se ha ganado el respeto de los amantes del terror, con una ópera prima, aunque se publicó después de Fantasmas, que salió en 2005, de un alto nivel, y que deja a los fans de su padre, entre los que me incluyo y me pongo en primera fila, con la tranquilidad de saber que las grandes historias que salen de la mente de su progenitor podrán tener una línea sucesoria bastante digna.
