El mes de los clásicos: Platero y yo.
Juan Ramón Jiménez, un poeta vanidoso y don Juan que escribió probablemente uno de los textos más icónicos de la lírica española.
PLATERO Y YO.
Platero y yo no se sabe, o no sé, muy bien cómo describirlo, que es, para quién, para qué o por qué. Sin embargo la literatura española no se entendería sin obras así.
No es una biografía, ni un diario, ni un ensayo, ni narrativa de ficción, ni tampoco poesía; pero quizá lo sea todo la vez. No es para adultos ni tampoco para los niños; pero tal vez sea para todos a la vez.
El propio Juan Ramón Jiménez aclaraba: «Yo nunca he escrito ni escribiré nada para niños, porque creo que el niño puede leer los libros que lee el hombre, con determinadas excepciones que a todos se le ocurren».
Platero y yo es célebre. Eso sí lo es. Célebre como esas obras que se quedan en el recuerdo popular o en la Biblioteca universal. Célebre como esos textos que marcan a tantos y que inspiran a ‘tontos’, esos ‘tontos’ que alguna vez hemos soñado con escribir indelebles y eternas letras como las de Juan Ramón Jiménez.
Su texto era excelso por su transparencia, por su sencillez, pero también por su riqueza, combinando el sarcasmo trovadoresco con la elegancia narrativa y la cálida poesía.
«Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos».
Juan Ramón escribían para todos, sin dejar de ser él mismo. Y desde Moguer (Huelva) puso a Platero, un burro, como estandarte para hacer valer sus pensamientos, sus sentimientos, sus preocupaciones, su realidad.
Su texto destila riqueza. No sólo por su vocabulario abundante, su andalucismo o esos ‘palabros’ inventados, sino por la belleza de su poder sensorial a través de la comparación o la metáfora.
Juan Ramón Jiménez es uno de esos eruditos que nos ha dejado la lengua castellana, un poeta qe llega al alma a través de una pluma que atraviesa fronteras. Fue premio Nobel en 1956. No hay más preguntas señoría.
Platero y yo es una historia íntima y rural y de una belleza y sensibilidad incalculable.
Es la historia de la relación entre hombre y animal, entre el hombre y su pueblo, sus gentes sus costumbres. Un sucesión de relatos con mirada social y crítica, en donde el autor versa sobre temas universales como la amistad, la muerte, la naturaleza, la vida y el progreso tecnológico como amenaza de la vida en el campo. Nada que hoy no sigamos teniendo presente.
Por todo esto y mucho más, Platero y yo es un imprescindible en nuestra librería, en nuestra memoria lectora.
«Esta flor vivirá pocos días, Platero, pero su recuerdo ha de ser eterno. Será su vivir como un día de tu primavera, como una primavera de mi vida».
