LA LITERATURA MURCIANA EN ESPAÑA
Dicen que la vaca no es de donde nace, sino de donde pace. Casi podría ocurrir algo similar con la literatura y sus autores. Los hay que nacen en Murcia y los hay que pacen en Murcia; pero, sobre todo, los hay con las suficientes armas para derribar todas las fronteras posibles, porque eso sí es la literatura: un martillo capaz de derribar todos los muros a los que se ve sometida la imaginación para construir emociones, libertades, sueños, realidades y ficciones.
Jerónimo Tristante, Antonio Parra Sanz, Lola Gutiérrez, Manuel Comesaña y Sergio Reyes. Estos cinco escritores han sabido manejar con solvencia esas herramientas de construcción masiva a base de libros. Escultores de la palabra, embajadores de su tierra y de la literatura.
Cada uno de ellos por separado son puro oro literario de 24 kilates; juntos, son un diamante en bruto que será expuesto el día 27 de enero (a partir de las 17.30 horas.) en el auditorio de La Alberca, durante una mesa redonda con motivo de la primera Feria del libro de la Alberca (Murcia).
El acto, moderado por el periodista Paco Hernández y el también escritor Víctor M. Mirete será el gran plato fuerte de las jornadas literario culturales de La Alberca, y como antesala de la misma, hemos lanzado una sutil y caótica pregunta a cada uno de ellos como primicia para ‘El quinto libro‘: ¿Serías capaz de escribir la novela de tu vida si supieses la fecha de tu fallecimiento?
He aquí las correspondientes respuestas de los contertulios en la mesa redonda a la pregunta mendionada…
ANTONIO PARRA: La pregunta en sí ya es demoledora, porque una de las cosas que me aterra es dejar sin contar algunas de las historias que ahora mismo pululan por mi cabeza, o por mis notas… Creo que en esas condiciones me pondría a la faena de escribir sin descanso, al menos hasta haber dejado contadas esas historias pendientes, que luego el resultado de alguna fuera “la novela de mi vida” ya es secundario, porque siempre he pensado que la mejor novela es la que está aún por escribirse, pero imagino que sí dejaría de lado otras cosas más prescindibles a la hora de escribir.
LOLA GUTIÉRREZ: No le temo a la muerte, por tanto, sí que podría escribir la novela de mi vida. Ojo, nunca sobre mi vida.
JERÓNIMO TRISTANTE: Si supiera la fecha de mi muerte entraría en pánico. Tendrían que doparme y la medicación a buen seguro no me dejaría escribir.
SERGIO REYES: Hombre, empezando porque casi preferiría no saber esa fecha, me remitiría a los versos de Alberti, aquellos que cerraban el poema del ángel, ángel: «Nunca escribió su sombra / la figura de un hombre». Lo cierto es que yo creo que no hace falta saber la fecha de nuestra muerte para escribir la novela de nuestras vidas porque al final, en cada obra que escribimos estamos reflejando un poco de nuestra vida, aún cuando sea ficción histórica, criminal, romántica, ensayo o poesía. Después de todo para un escritor, como supongo que para cualquier otro artista, su obra es su vida o, si lo prefieres, su vida es su obra. En ese sentido estoy convencido de que ya estoy escribiendo, sin darme cuenta y poco a poco, las novelas de mi vida.
MANUEL COMESAÑA: Rotundamente, no. La escritura, la literatura, la novela, llevan intrínseco un afán de infinito. Pero no solo para la posteridad, sino también para el tiempo presente. El creador, en cuanto tal, se cree eterno. Si se me da fecha de caducidad, la obra carecería del necesario aleteo de la inmortalidad.
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Sirvan estas respuestas como acicate y preludio para invitaros a este magno evento que sin duda hará las delicias de todos los que asistan.
Con Jerónimo Tristante, Manuel Comesaña, Antonio Parra, Lola Gutiérrez y Sergio Reyes.
