Reseña de El legado de los espías
Título: El legado de los espías
Autor: John le Carré
Editorial: Planeta (en España)
Año: 2017
Páginas: 363
Género: Novela negra
Calificación:
Sobre el autor
John le Carré nació en 1931. Antes de trabajar en los servicios de inteligencia británicos durante la Guerra Fría, se formó en las universidades de Berna y Oxford, y ejerció la docencia en Eton. En 1960 fue trasladado al MI6, los servicios de inteligencia extranjeros, y trabajó encubierto como «Segundo secretario» en la Embajada Británica de Bonn (Alemania).
Fue entonces cuando descubrió su pasión por la escritura, y publicó Llamada para el muerto (1961) y Asesinato de calidad (1962), antes de escribir El espía que surgió del frío, reconocida unánimemente como una de las grandes novelas del siglo XX. La obra lanzó su carrera como novelista y le Carré abandonó en 1964 el servicio para consagrarse a la escritura.
El final de la Guerra fría lo llevó a modernizar sus temas e introducir aquellos elementos que conforman la compleja realidad internacional de nuestra época: terrorismo islámico, problemática causada por el desmembramiento de la Unión Soviética, política de los Estados Unidos en Panamá, manejos de las industrias farmacéuticas… Sus personajes, entre los que el más conocido es probablemente el agente Smiley, son complejos y turbios. Muchas de sus novelas han sido llevadas al cine. Quién no recuerda El jardinero fiel, protagonizada por Ralph Fiennes (sí, lord Voldemort o, si lo prefieres, el jefe de James Bond desde Skyfall).
John le Carré no admitía ningún tipo de premio literario ni títulos ni distinciones, y los rechazó en numerosas ocasiones. A pesar de todo, algunas instituciones persistieron en premiarle, como el Instituto Goethe, que le otorgó en el 2011 la Medalla Goethe.
Falleció hace dos días, a los ochenta y nueve años.
Sinopsis de El legado de los espías
Peter Guillam, leal colega y discípulo de George Smiley en los servicios secretos británicos –conocidos como El Circo–, disfruta de su jubilación en la finca familiar de la costa meridional de Bretaña, cuando una carta de su antigua organización lo insta a regresar a Londres. ¿El motivo? Su pasado en la Guerra Fría lo reclama.
Unas operaciones de inteligencia que habían sido el orgullo del Londres secreto y habían implicado a personajes como Alec Leamas, Jim Prideaux, George Smiley o el propio Peter Guillam están a punto de ser investigadas con criterios perturbadores, por una generación sin memoria de la Guerra Fría ni paciencia para atender a sus justificaciones.
Entretejiendo pasado y presente para que ambos cuenten su tensa historia, John le Carré ha urdido una única trama tan ingeniosa y apasionante como la de las dos predecesoras sobre las que se ha basado: El espía que surgió del frío y El topo. El pasado ha venido a cobrarse sus deudas.
Reseña de El legado de los espías
Profeso un especial cariño al ejemplar de El legado de los espías que guardo en mi biblioteca particular. Me lo regaló mi madre para mi 39 cumpleaños, y cada vez que lo abro y leo la anotación (en cada uno de mis libros anoto su procedencia), un recuelo de amarga nostalgia desciende por mi tráquea.
Esta mañana, cuando me he enterado del fallecimiento de Le Carré, he creído oportuno rescatar el libro y hacer una reseña sobre el mismo. Tampoco va a ser una labor ardua o difícil, pues este escritor posee unas de las mejores prosas que se conocen y es quien puso nombre y apellidos a las novelas de espías. No en vano se inspiró en sus propias vivencias para producir algunas de sus novelas. Antes de empezar con mi humilde opinión me gustaría decir adiós a otro gran personaje: George Smiley, quien se marcha al olimpo de los personajes más emblemáticos de la novela negra. Seguro que Pepe Carvalho, Philip Marlowe o Sherlock Holmes estarán encantados de compartir mesa y mantel con él.
Puedes leer más reseñas mías en: Reseñas de Jesús Boluda del Toro.
En la novela que nos ocupa hoy, Le Carré, en una narración que se engrandece página a página apoyada en la prosa estética e intelectual que elimina lo innecesario, realiza un doble rescate de su particular fondo literario: rescata a su alter ego George Smiley (o más bien a la sombra que proyecta), y recupera la historia de El espía que surgió del frío, cerrando el círculo, si es que alguna vez quedó abierto.
Novela necesaria para conocer y comparar, con apenas cincuenta años de diferencia, la evolución de la sociedad. Donde apenas medio siglo antes los crímenes de Estado se tapaban o al menos se ocultaban de la visión pública, es ahora cuando está de moda rescatarlos y pedir explicaciones a los involucrados, olvidando el sentido anacrónico de las circunstancias.
Con esta consigna, el autor va utilizando varias analepsis para romper la cronología y llevar al lector al lugar donde sucedieron los acontecimientos que ahora se investigan. Pero conforme avanza el relato la línea que separa los tiempos comienza a hacerse más fina, hasta que se llega a una especie de ensoñación donde se mezclan el pasado y el presente, lo real y lo irreal.
El escenario que se maneja no puede ser más icónico. El Berlín de principios de los años sesenta, con el tufo de nazismo emanando de las ruinas de una ciudad aún sin recomponer. Un Berlín por donde no pasearon quienes ahora reclaman justicia.
No es una novela de suspense al uso, y con esto no te desvelo nada. Simplemente te digo que no esperes estar en tensión para ver quién es el asesino, pues se evalúa un acontecimiento pasado donde se conoce la historia (o al menos su mayor parte). Disfruta de la evolución de la narración y de sus personajes, con la zozobra de su integridad conforme va avanzando la novela. Hay heridas que no cicatrizan por muchos años que pasen. Pero, eso sí, ten en cuenta que es una novela de espías, y los espías mienten muy bien.