Reseña de la novela La habitación oscura
Título: La habitación oscura
Autor: Isaac Rosa
Edición: Seix Barral
Año: 2013
Páginas: 248 páginas de una generación perdida
Calificación:
Sinopsis de la novela La habitación oscura de Isaac Rosa
Un grupo de jóvenes decide construir una «habitación oscura»: un espacio cerrado e insonorizado donde nunca entra la luz. Lo que comienza como una mezcla de juego y transgresión va cobrando nuevos usos a medida que van enfrentándose a la madurez.
A través de las vidas de quienes a lo largo de quince años entran y salen de ella, vemos el duro despertar a la realidad de una generación que al llegar a la edad adulta se siente estafada. Una exploración de las posibilidades literarias de la oscuridad, pero también una mirada generacional: un retrato de quienes crecieron confiados en la promesa de un futuro mejor y ahora se encuentran con una vida precaria y falta de elementos de seguridad.
En busca de la generación perdida
El tiempo se detiene en un espacio que un grupo de jóvenes alquila para tomar perspectiva de la complicada realidad que les ha tocado vivir. Todos tenemos ese refugio mental que nos permite permanecer atados a la realidad: una playa, un rincón de nuestra casa, un bar… En el caso de nuestros protagonistas: un refugio custodiado por cuatro paredes desde el cual podrán poner en común sus preocupaciones, sus anhelos y sus deseos más profundos.
Solo el alcohol, el tabaco o los opiáceos servirán de combustible para alimentar una desesperación latente y casi intrínseca a su generación. ¿A dónde fueron a parar las promesas rotas que el político de turno les prometió? ¿Dónde están esas metas que se les habían prometido y que ellos aceptaron con la candidez que solo la juventud permite? ¿Quién extenderá los cheques que nuestra desilusión no es capaz de pagar?
Lo que comienza siendo un juego sexual —provocado por un oportuno apagón eléctrico—, en el que a oscuras se buscan a tientas, se anhelan, se necesitan; termina por convertirse en un refugio capaz de aplacar esa ansiedad vital en la que parece estar instalado el ser humano, una angustia existencial sin precedentes a la que han sido empujados por una época de profunda crisis moral. Arrinconados, a oscuras, y despojados de esas ropas que nos definen como personas, emprenderán una búsqueda desesperada hacia el sentido de la vida.
La habitación oscura es el único lugar del mundo en el que pueden comportarse como realmente son, sin esa máscara social que todos llevamos, sin esas sonrisas de ocasión tan vacías como los sueños que algún día tuvimos y de los que vamos tomando conciencia de que nunca obtendremos.
La solución parece evidente: arrinconados como animales heridos que no tienen nada que perder, la habitación oscura será el punto de partida de una revolución social que nadie se atreve a emprender fuera de esa estructura de cemento.
Allí no son nadie, son todos al mismo tiempo. Ese anonimato, junto a la confianza forjada por las caricias de cuerpos desnudos, permitirá que un espíritu reivindicativo tome las calles a través de un ataque frontal a la privacidad: ese derecho con el que se trafica a diario y que tan entredicho se encuentra en nuestros días, debido a la proliferación de un nuevo status quo digitalizado que arrambla con todo y con todos.
Puedes leer más de mis reseñas en este enlace de nuestra web: Reseñas Cristóbal Terrer.
La revolución de Isaac Rosa
Isaac Rosa tiene un estilo personalísimo. La narración emplea la segunda persona, el monólogo interior —colectivo— y la primera persona del plural para enfatizar la idea de que no hay protagonistas absolutos en esta novela, el protagonista es el grupo de personas que avanza hacia un incierto futuro, alternando el género masculino y el femenino para ahondar en esa bonita idea de pluralidad e integración. Aunque, al mismo tiempo, ese anonimato refuerza la idea de la deshumanización del individuo, el cual queda convertido en tan solo un número, un registro.
La historia se encuentra cargada de elipsis narrativas que el lector tendrá que rellenar. No sabemos que pasará con los despidos de algunos de sus protagonistas, los acosos sexuales que sufren en el trabajo, la presión policial, las depresiones incipientes que se asoman a esa habitación oscura que ejerce un extraña influencia en ese grupo de jóvenes, el cual comienza a advertir que el paso del tiempo se presenta inexorable ante ellos: el peso del tiempo.
Y es que ese futuro, el desenlace de esas historias comunes, es incierto. Es una historia que está por escribir. La vida les ha dado —nos ha dado— los suficientes golpes como para saber que planear nuestra vida a largo plazo es poco menos que un ejercicio de futilidad.
Una historia desgarradora, narrada de forma original y brillante. Un pequeño homenaje a una generación desarraigada y sin valores identificables o referentes a los que aferrarse. Una historia que estamos escribiendo juntos. Gracias, Isaac Rosa, por permitir que nos detengamos a reflexionar sobre los aspectos importantes de la vida, gracias a esa persona que permitió que esas páginas se colaran en mi biblioteca.
Discurso de Trainspotting «Elige una vida» (Danny Boyle, 1996)
Elige una vida, elige un empleo, elige una carrera, elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact-disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales, elige pagar hipotecas a interés fijo, elige un piso piloto, elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca entre una amplia gama de putos tejidos. Elige el bricolaje y pregúntate quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el puto sofá a ver teleconcursos que emboban la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para esos niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la VIDA.
Lala
Yo soy mejor
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