Reseña de Drácula de Bram Stoker

1 julio, 2020 Alfonso Gutiérrez Caro

Reseña de Drácula, de Bram Stoker

Sobre el autor

Bram Stoker (Clontarf 1847- Londres 1912) llevará su nombre ligado al de Drácula por toda la eternidad. El escritor irlandés entró en la historia de la literatura con su versión victoriana del mito vampírico por excelencia, reformulando conceptos tomados del folclore del este de Europa, e inspirándose en la figura del temible Vlad el empalador (un príncipe de Valaquia célebre por su crueldad con los enemigos) para crear un personaje universal. Como suele ocurrir en estos casos, el éxito no le vino a Stoker en vida, siendo reflotada su obra en los años veinte del siglo XX, tras el estreno de Nosferatu, la adaptación cinematográfica de Murnau. La leyenda de Drácula daba comienzo.

Reseña de Drácula

“Porque los muertos viajan deprisa”

Jonathan Harker es un joven abogado inglés cuyos servicios son contratados por el enigmático conde Drácula, un viejo aristócrata que habita un decadente castillo en el corazón de los Cárpatos, para que le gestione la compra de ciertas propiedades en Inglaterra. Tras un viaje tan estimulante para los sentidos como escalofriante, Harker llega a los dominios de Drácula desconocedor del verdadero plan del conde, ignorando que su vida se convertirá en una espeluznante pesadilla.

La palabra que he estado buscando para definir una de las obras más importantes y legendarias de la literatura es fascinación. Casi todo en ella viene salpicado por esa sensación de peligroso doble filo, como la irresistible atracción que Drácula genera tanto en Jonathan Harker como en el resto de personajes de la novela, para bien o para mal, a sabiendas de su diabólica personalidad, de la oscuridad que trasmite. Fascinación como la que siente el lector nada más leer las primeras líneas del diario de Harker, atrapado en un bello y macabro cuento dirigido por el mismo príncipe de las tinieblas.

Drácula forma parte de la cultura popular, hayas leído o no la novela, hayas visto o no cualquiera de las decenas de adaptaciones cinematográficas que aún hoy, más de ciento veinte años después, siguen realizándose. Hay Drácula en blanco y negro y en color (de Bela Lugosi a Gary Oldman, pasando por Christopher Lee), Drácula en cómics, Drácula en dibujos animados, en videojuegos, en las cajas de cereales y hasta, sí, en Barrio Sésamo. Un personaje todoterreno que se adapta a las épocas, a todos lo géneros, con una personalidad bien definida y una serie de conceptos asociados a la idiosincrasia vampírica -no se refleja en los espejos, odia la luz del sol, los crucifijos, el ajo y las estacas- que todos conocemos.

Sin embargo, ninguna adaptación ha conseguido hacerle total justicia a la novela. Será que soy un romántico, como la propia obra original, y aunque algunos cineastas han estado cerca de trasmitir su espíritu (estoy pensando en Francis Ford Coppola), arrancar la multitud de maravillosas sensaciones que genera la novela se antoja una empresa imposible. Bram Stoker le tiró a un género que ya empezaba a caducar, la novela gótica o de terror gótico (con sus castillos solitarios y decadentes, sus entes sobrenaturales y su atmósfera de niebla y misterio) para fusionarla con los elementos propios del romanticismo, con su torrente de emociones y canto a la libertad, para crear una obra única.

Drácula es una de las novelas epistolares por antonomasia. La obra de Stoker está construida a base de extractos de diarios personales, cartas, fragmentos de artículos de prensa, telegramas e incluso notas de carácter científico. El enorme puzle resultante funciona como un reloj suizo, abarcando diversos puntos de vista, multitud de voces de diferentes personajes y aportando cierta veracidad a un relato con elementos de lo más fantasiosos y fantasmagóricos.

Vampiros, maldiciones, sangre y estacas son tan solo la superficie en Drácula. Si uno se pone a escarbar, no solo dará con algún que otro ataúd, también se encontrará con profundos y variados temas, algunos bastante arriesgados para su época. En el fondo, Stoker crea una obra sobre las pasiones, desde el amor más puro al deseo más irrefrenable, desnudando a sus personajes y mostrando su gran vulnerabilidad -la de todos nosotros, en realidad- ante los sentimientos y las pasiones más fuertes. También dando cuenta del miedo al extraño y al extranjero, tema de triste actualidad.

Bram Stoker creó una obra que va mucho más allá del folclore vampírico. Es cierto que sentó las bases del mismo, pero utilizándolo como lienzo en una historia al servicio de sus inolvidables personajes: el conde, Harker, Mina, Reinfield, Lucy, el doctor Van Helsing… Porque al final Drácula es una historia acerca de monstruos y hombres, sobre la fina línea que separa a unos de los otros. Un tratado sobe el amor, la eternidad y los insaciables apetitos humanos que nunca pasa de moda. Un clásico totalmente atemporal.

«El que está ahora entre nosotros tiene fuerza de veinte hombres y una astucia ganada con los siglos. Domina la necromancia (…). Puede aparecerse cuando quiere y donde quiere, adoptando formas a su antojo. Puede mandar sobre los elementos (…). Ejerce poder sobre los seres inferiores (…) Amigos míos: si fracasamos, podemos terminar como él y convertirnos en seres repugnantes alimentándonos de los cuerpos y almas de aquellos que amamos” – Van Helsing.

Datos de publicación

Título: Drácula

Autor: Bram Stoker

Traducción: Flora Casas

Año: 2002 (original 1897)

Editorial: El País Aventuras (Grupo Anaya)

Páginas: 474

Género: Terror

Calificación: 

Nuestra puntuación

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Alfonso Gutiérrez Caro

Devorando historias.

Comments (2)

  1. SUSANA

    magnífica obra, me encantó, la forma de escribirla, novela epistolar, hace que vivas la historia casi en primera persona, sientes cada gota de sudor y angustia de los personajes…novela desasosegante, inquietante, abrumadora y diferente a las películas de «jolibud» que han desdibujado al personaje para convertirlo en una caricatura comercial y vendible. recomendable cien por cien.

    lo mejor: la primera parte, Harker en el castillo y descubre quién es Drácula. Terrorífica la escena del conde bajando como una lagartija desde la ventana de su alcoba. solo imaginarme la escena me dan escalofríos
    cuando Harker, después de reunirse con el grupo en el cementerio para matar a la vampira Lucy, entra en el dormitorio para ver a Mina dormida y dice: la encontré algo pálida. Demoledor.

    lo peor: quizás el final, demasiado abrupto o precipitado.
    Eché de menos que el autor hubiese profundizado algo mas en los orígenes de Drácula y sus motivos para ir a Londres.

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