Pedro Alberto Cruz y la maldición del titular de prensa
Reseña de Paco Rabadán Aroca
Obra: Aforismos Ibuprofeno
Autor: Pedro Alberto Cruz Sánchez
Editorial: Libro Azul
Páginas: 424
Año: 2019
Género: Novela Contemporánea
Precio: 12€
Sobre el autor
Pedro Alberto Cruz Sánchez, Murcia (1972). Es Profesor de Historia del Arte en la Universidad de Murcia, teórico y crítico de arte y poeta.
Entre sus ensayos destacan:
La vigilia del cuerpo. Arte y experiencia corporal en la contemporaneidad (2004)
Cartografías del cuerpo. La dimensión corporal en el arte contemporáneo (2004)
Daniel Buren (2006)
Pasión y objeto político. Una teoría de la pasividad (2013)
Cuerpo, ingravidez y enfermedad (2014)
Marcel Duchamp. La sombra y lo femenino (2016)
Entre 2001 y 2007, fue director del CENDEAC (Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Contemporáneo).
Ha publicado los poemarios:
No comparto las razones de la luz (2011)
Cuerpo de un solo día (2013)
Tú y el afuera (2014)
De la nada a tu carne (2017)
El oledor de Pretzels (2019)
Incluso los muertos (2020)
Sinopsis Aforismos Ibuprofeno
La obra es una selección de los aforismos que, durante los últimos nueve años, he publicado, cada domingo, en el diario La Verdad, de Murcia. Todos ellos han sido escritos a la desesperada, como quien abre con urgencia el botiquín para tomar una píldora y ponerle fin a una cefalea que le hace la vida imposible.
En este caso, la cefalea no es tanto física -que también- cuanto emocional: el dolor agudo que genera la mediocridad crónica en la que vive esta sociedad. La estulticia ha desbordado las alcantarillas y ya se cuela en las tazas de café que diariamente bebemos. Está en los detalles más mínimos e insospechados.
Las reflexiones aquí contenidas se rebelan contra la euforia, las utopías, las ficciones del cambio, las ensoñaciones de la amistad, la vieja y la nueva política, la naturalidad del fascismo, los nacionalismos, la cadena de castración del sistema educativo, el catetismo asesino de la tauromaquia, la perversión de lo que se denomina ética.
Parece mucho pero no es nada, porque es simplemente eso: una actitud contra todas estas expresiones de la mediocridad que genera el mismo efecto “sanador” que el ibuprofeno del que se abusa todos los días -elimina durante unas horas los síntomas de dolor, pero no subsana la raíz del problema-. En última instancia, ninguna de las más de cuatrocientas entradas que conforman esta colección de pensamientos sirve para nada. Y, quizás, sea en esta inutilidad donde resida su auténtico potencial perturbador. Todo lo que sobra es peligroso para el sistema.
Mi opinión
Pedro Alberto es una persona controvertida, aunque él no lo busque. Esa característica involuntaria se filtra en toda su obra, que podemos dividirla en dos partes: la intelectual, con varios ensayos sobre su especialidad en la docencia, y la artística, con seis poemarios publicados a día de hoy. Pero, haciendo honor a su innegable personalidad dual y contradictoria, las pasadas navidades se descolgó con Aforismos Ibuprofeno, que no es ni una cosa ni la otra.
La obra es la recopilación o, mejor dicho, es una selección de más de cien entradas publicadas cada domingo en el diario La Verdad de Murcia, de entre un total de cuatro mil, en las que ha invertido diez años de su vida, y con la que ha ganado un nutrido grupo de seguidores «de culto», entre los cuales me incluyo.
El libro está vertebrado por trece, llamémosle, temas o grupos, aunque me temo que ninguna de las dos definiciones sea correcta. Pero es que la obra artística de Pedro Alberto suele tener este tipo de cosas «indefinibles», pero que, sin duda, le aportan un aliciente de originalidad que las hace únicas, valga la redundancia. La técnica empleada para la redacción es el aforismo, sentencias breves que conjugan la narrativa y la poesía libre.
El manejo del lenguaje del autor murciano le aporta un brillo extraordinario.
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A pesar de ser una obra que ve la luz en la prensa escrita, no es para leer a la ligera. Cada aforismo merece ser masticado y digerido dedicándole su tiempo. Tienen una generosa carga filosófica y de actualidad atemporal que pone la zancadilla a nuestro pensamiento crítico. Nada más lejos de ser políticamente correcta, circunstancia que, además de padecer el autor la maldición del titular de prensa (todas sus entrevistas en los medios son presididas con un título descontextualizado) consiguen generar un terremoto de críticas cada domingo en las redes sociales, señal inequívoca de que contienen pólvora suficiente.
Una apuesta valiente por parte de la editorial, ya que no abundan las publicaciones de este tipo en nuestro país, cosa que no ocurre, por ejemplo, en Francia o Bélgica donde el mercado editorial si reserva un espacio destacado a los articulistas de opinión. Y es que, además de arriesgada, también tiene su parte de justicia cultural. No todo lo que se publica en los periódicos es de usar y tirar.
Existen ciertas publicaciones que son merecedoras de permanecer en el tiempo, y para eso el demonio inventó los libros.
Y despido esta reseña recomendando otra lectura, para el que quiera conocer a Pedro Alberto Cruz a través de su obra artística, y dejarse de buscar en google, donde solo aparece la parte de su vida más sensacionalista y premeditadamente oscurecida. A los autores se nos conoce por medio de lo que escribimos, y no por lo que digan de nosotros (creo que esta afirmación anula de facto esta reseña; en fin…).
Como decía, dos obras son fundamentales para descubrir la verdadera forma de pensar de Pedro Alberto, con más predisposición al cambio de lo que la gente pueda creer: la primera se la acabo de reseñar, y la otra es El oledor de Pretzels (Liliputienses 2019), donde recoge su poesía más personal y madura, ya que fue escrito en un momento en el que el autor ya está de vuelta de todo en esta vida. Que les aproveche.
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José Antonio Enrique Jiménez
Y una idea del autor que expresó en una presentación de su libro:
«Una persona tiene derecho a cambiar»
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