Entrevista a Francisco Bescós

12 agosto, 2019 Víctor M. Mirete Ramallo

Francisco Bescós: ‘Lo bonito que queda el género negro cuando te saltas sus normas’. 

Con motivo de las jornadas literarias de Cartagena Negra, El quinto libro pone en marcha el mes de agosto una sección de entrevistas a diversos autores que formarán parte del grandioso plantel de participantes en las mesas redondas y demás actos del programa. Queremos agradecer el gran interés y disposición que desde el primer minuto ha depositado en nosotros la organización de CTN con Antonio Parra y Francisco Marín como punta de lanza. Gracias a su confianza seremos uno de los blogs colaboradores del festival literario, participaremos en dos mesas redondas y haremos entrega del Premio anual de microrrelatos El quinto libro durante uno de los encuentros literarios de Mister Witt.


Hoy tenemos el placer de contar en la sección de entrevistas Cartagena Negra 2019 con el escritor y publicista Francisco Bescós.

El humor es el mejor aliado del escritor cobardica, que no es capaz de permanecer demasiado rato en el fango de un dolor intenso.

1. ¿Es la novela negra un género que no caduca?

Los lectores siempre se sentirán fascinados por los crímenes, esto era así cuando se estrenó Edipo Rey y seguirá siendo así dentro de cinco siglos. Otra cosa es que, si tomamos una definición estricta de lo que es la novela negra, el interés por esta forma de narrar no pueda disminuir. Yo, sin embargo, tengo una idea bastante amplia del género, no me interesan las concepciones más puristas (aquellas que identifican novela negra exclusivamente con hardboiled o blackmask). Precisamente, lo que más me interesa de este género es lo bonito que queda cuando te saltas sus normas. Así que, desde mi punto de vista, la novela negra posee una capacidad de hibridación y de renovación que garantiza su perdurabilidad, siempre y cuando se conciba como un género flexible.

2. ¿Vivimos hoy día tiempos de novela negra que favorecen al género?

Vivimos con las secuelas de una crisis económica que se llevó de un manotazo los sueños de muchas generaciones, así que estamos muy enfadados y tenemos muchas ganas de sacar a la luz las injusticias, lo que favorece la producción de novelas negras. Sin embargo, creo que en otras décadas no muy lejanas se ejercía la violencia de manera más visible. Pienso en el Nueva York de los 60 y 70, que reflejó Himes, o en los barrios periféricos de la época del cine quinqui, y sospecho que en aquellos momentos era más fácil encontrar en la realidad los modelos que tratamos de reproducir en nuestras páginas, tan solo tenías que asomarte a la ventana.

3. ¿Qué crees que has aportado con tus obras al Noir actual?

Pues esta es una de mis mayores preocupaciones. Creo que la responsabilidad de un autor pasa por que se pregunte a sí mismo qué puede aportar a un género bajo cuya etiqueta se publican cientos de títulos al año. Yo lo hago a menudo, y esto es lo que me respondo: me gusta jugar a resolver tramas complejas, muy cargadas de acontecimientos (lo llamo “horror vacui narrativo”), recurrir al costumbrismo con fines humorísticos y explorar con mis personajes la psicología de la contradicción.

4. Vemos como en los últimos años hay una notable reinvención del Noir. ¿Hasta dónde se pueden retirar los matices del género negro para que siga manteniendo sus señas de identidad?

Lo respondía un poco en la primera pregunta. La verdad es que el respeto a las señas de identidad del género me importa lo justo. Si llega el momento de superar esas señas de identidad, las novelas que se han escrito no se evaporarán, quedarán aquí, con nosotros, para siempre, como testimonio de una época en la que esas señas tuvieron sentido. Pero no se puede evitar que las estéticas narrativas evolucionen. Si no, yo no sería escritor de novela negra, sería juglar, e iría por los pueblos recitando romances.

5. No solo la demanda, sino que la oferta de novela negra también ha crecido exponencialmente en los últimos años. Pero… ¿hay una década o décadas que consideras puede destacar en la historia del género?

Nunca he sido tan buen lector de novela negra como para poder clasificar mis lecturas y poder llegar a conclusiones como la que me preguntas. Siempre he leído picoteando. Me gustan obras de todas las décadas y de todos los países. Siento predilección por lo que hacía Jim Thompson en los 50 y 60, pero también por lo que hacía Sciascia en los 70 y 80 o Highsmith durante todas las décadas en que escribió.

6. ¿Es imprescindible un buen crimen para construir un buen Noir?

Es necesario que la trama se articule en torno a un crimen o en torno a la amenaza de un crimen o  en torno a una vida criminal, pero creo que la gravedad de dichos crímenes no importa. Los timadores de Jim Thompson cuenta la vida de unos estafadores de pacotilla y la última novela de Esther García Llovet, Sánchez, narra el intento de robo de un falso galgo de carreras con el que un par de tirados pretenden ganar poco más de 5000 euros. No por esto son novelas menos negras.

7. ¿Es más importante el detective o el criminal en una historia negra?

Depende de la historia. Cada historia necesita personajes diferentes con funciones diferentes.

8. ¿Crees que hoy día el cine y las series están más influenciados por la literatura o es al revés?

No es sólo que la literatura influya al cine y viceversa, la cosa llega más lejos: la publicidad, el cine, la televisión, los videojuegos se convierten en lenguajes que están alimentándose unos a otros continuamente.

Los tentáculos de las influencias de ida y vuelta llegan incluso a la realidad.

En Gomorra, Roberto Saviano describe cómo los mafiosos napolitanos, que tanto influyeron en el lenguaje audiovisual, imitaban lo que veían en las pelis: se vestían, no como los mafiosos que veían a su alrededor, si no como los mafiosos que veían en los films de Guy Ritchie, y disparaban copiando el estilo de los pistoleros de Tarantino.

9. Entrelazas en esta novela canónica rural el terrorismo, la mafia, el tráfico de personas y sin embargo el humor. ¿Es posible el humor en un mundo tan negro?

El humor es posible en el simulacro de un mundo negro, porque una novela no es EL MUNDO, sino que es un simulacro de un mundo. Y ahí si cabe el humor. El humor es una pantalla, una coraza o un plan de fuga que me permite escapar por patas nada más narrar alguna escena que me aterroriza. El humor es el mejor aliado del escritor cobardica, que no es capaz de permanecer demasiado rato en el fango de un dolor intenso.

10. Una Guardia Civil cordobesa protagoniza esta obra. ¿Qué tiene Lucía Utrera (Lucía ‘La Grande’) de ti y viceversa?

Muchas cosas buenas, creo, como capacidad de análisis, lealtad y cierto ingenio. Y algunas malas, como ese punto de holgazanería y esas ganas de que la dejen en paz. En muchas situaciones actúa exactamente igual a como habría actuado yo.

11. Eres, además de escritor, publicista. ¿Crees que los límites de la publicidad se han rebasado en los últimos tiempos o por el contrario aún queda mucho por avanzar?

El paradigma publicitario ha sufrido una revolución en la última década, con la irrupción de las nuevas tecnologías. El modelo ha cambiado de la publicidad clásica, separada del contenido en la cual se insertaba, a la actual, que se funde con el contenido o con el mismo producto que anuncia (las películas de Lego serían un buen ejemplo). Esto ha traído cosas buenas, como que las marcas tienen que trabajar más en generar mensajes atractivos para el consumidor, porque ya no pueden entrar en su casa al asalto como ocurría antes (pago un millón de euros y me garantizo estar en casa de todo el mundo en prime time). Pero también ha traído cosas que están por resolver, por ejemplo la publicidad pagada que ofrecen los “influencers” de redes sociales como si fuera una  prescripción personal, espontánea. Por otro lado, que actualmente cueste tanto diferenciar lo que es publicidad de lo que no lo es, la hace más difícil de controlar. Antes, por ejemplo, la publicidad dedicada a niños estaba sujeta a unas normas muy estrictas. Ahora, si Mattel se alía con Netflix para producir una serie de Barbie, esa serie no es publicidad, es una serie, y pueden deslizar en ella mensajes que no podremos controlar tan bien como si fuera publicidad.

12. Hemos leído en algún sitio que has inventado un nuevo subgénero, el ‘Espárrago Noir’. La novela rural o comarcal está de moda. Nos alejamos de las grandes urbes para construir historias escondidas y oscuras si cabe más crudas aún, pero, ¿Por qué te fuiste a la baja Rioja?

Mi mujer es de Calahorra y allí viví alguna experiencia que me llevó a escribir mi primera novela, El baile de los penitentes (Almuzara, 2014), casi de una forma un poco antropológica. Mientras escribía aquella primera novela, notaba que había material para más. Lo de Espárrago Noir se le ocurrió a mi editor, Pablo Mazo, como una etiqueta a medio camino entre el noir urbano y el country noir que, en España, suele estar ambientado en pueblos remotos de muy pocos habitantes (las novelas de Dolores Redondo o las de Agustín Martínez podrían ser un ejemplo de esto). Calahorra no es una gran urbe, pero posee un tejido agrícola e industrial que proporciona elementos que no se pueden dar en ese country noir de pueblo perdido: conflictos laborales, inmigración, segregación urbanística por clases sociales, etc.

13. Hay una pregunta que queremos haceros a todos y aunque a priori puede parecer poco negra, nosotros realmente creemos que encierra la parte más oscura de cada uno de nosotros. ¿Qué te hace reír y que te hace llorar cada día?

Mis hijos, por supuesto. Toda mi familia. La revolución que se produjo en mi vida hace cuatro años cuando mis mellizos vinieron al mundo (y se intensificó aún más cuando 18 meses después llegó mi hijo pequeño). También, la vida con la discapacidad, a la que llevamos tratando de adaptarnos desde que mi hija Paulina sufrió una encefalopatía hipóxico isquémica durante el parto, cuya secuela es una parálisis cerebral bastante severa. Todo esto es lo que ha llenado y desbordado mi vida desde 2016, y me ha hecho llorar mucho, pero también reír, reír a carcajadas, de pura felicidad.

Encuesta rápida de El quinto libro

Un color: Rojo. El porqué está en mi libro.

Una comida: Cocido Madrileño.

Una película: El tercer hombre.

Una canción: Una muy rara, Heretic Pride (The Mountain Goats).

Un lugar: Luanco (Asturias).

Un libro: 1280 almas (Jim Thompson).

¿Un chiste?: Dos de Lepe se encuentran camino del mercado. «¿Qué llevas en esa cesta?», pregunta el primero. «Si lo adivinas, te doy racimo», responde el otro. Y dice el primero: «Venga, vale: magdalenas».


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Víctor M. Mirete Ramallo

Escritor murciano nacido en 1982, Autor de la “Saga de Ficción Histórica de Frédéric Poison” y cuyo lema es: «La vida no consiste en vivir de ilusiones, sino en vivir ilusionado.

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