Reseña de Pasos perdidos, de Fulgencio Caballero

15 julio, 2019
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15 julio, 2019 Jesús Boluda del Toro

Pasos perdidos

Título: Pasos perdidos

Autor: Fulgencio Caballero

Edición: Insomnio

Año: 2018

Género: Novela histórica

Páginas: 287

Calificación: 

Nuestra puntuación

Sinopsis de Pasos perdidos

En los años ochenta del pasado siglo, el terrorismo convirtió el País Vasco en un infierno de locura y muerte en el que Joseba, un joven guardia civil proveniente de Madrid, tuvo que aprender a enfrentarse a un enemigo oculto que acechaba en cada esquina. Y lo que sería aún peor, tuvo que batallar contra sus propios miedos. Destinado en el Servicio de Información de Intxaurrondo, fue adiestrado en las más avanzadas técnicas de la época para desenvolverse en un campo de operaciones de extrema violencia, donde los atentados forjarían, a sangre y fuego, el carácter de un hombre comprometido con la divisa del Cuerpo al que con tanto orgullo pertenecía.

En aquella década, los terroristas compartieron un escenario turbulento con los Servicios de Inteligencia, con la CIA, con traficantes de armas y hasta con el Mossad israelí. En semejante ciénaga, Joseba logró sobrevivir a una guerra no declarada en la que fue testigo del asesinato de muchos de sus compañeros; un conflicto que acabaría socavando los cimientos de su entereza psicológica, convirtiéndolo en una víctima invisible del terrorismo, no solo por los ochenta y seis kilos de amonal y metralla que estuvieron a punto de costarle la vida, junto a su familia, sino por el desamparo de aquellos que tenían que haberle apoyado incondicionalmente, y que sin embargo lo abandonaron a la deriva y solo, como un náufrago a su suerte.

Sobre el autor

Fulgencio Caballero Martínez (Barcelona, 1966). Asesor fiscal, afincado en Calasparra (Murcia). En el año 2010 , su primera novela, La caja de membrillo, una historia sobre las poco conocidas redes de evasión durante la guerra civil española, resultó seleccionada entre las diez finalistas de la LIX edición de los premios Planeta. En 2014 publicó el libro de relatos cortos Cien libras no son veinte duros. En 215 realizó una nueva incursión en el género de la novela histórica con A la sombra de un ángel negro, basada en la guerra de Marruecos. En 2016 narra una amarga experiencia de la II Guerra Mundial con Un día en el cielo, una novela breve basada en los combatientes españoles que participaron en la liberación de París. Y en 2018 fue seleccionado como primer finalista del I Premio Nacional de Novela del Ateneo de Valencia y primer finalista del III Premio de Novela Leibros, con su obra Simún, un relato que transcurre durante los días previos al abandono definitivo por parte de España del Sáhara Occidental. También ha obtenido diversos premios en el género del relato corto.

Reseña de Pasos perdidos

He de reconocer que Fulgencio Caballero es uno de mis autores predilectos. Sigo sus escritos desde aquella maravillosa Caja de membrillo con la que nos sorprendió a todos, pues hasta entonces su mutismo literario era casi total. Y, al vivir su progresión desde el principio, he disfrutado de una evolución increíble, coronando con esta novela una mejoría palpable de sus textos. Pasos perdidos es su llegada a la edad adulta en el ámbito de las letras, a la confirmación de que estamos ante uno de los mejores escritores de novela histórica en España. Creo que mi afición a la lectura de este tipo de novelas me otorga el derecho de adjudicar esta afirmación, y a quien dude de ella, le invito a comprar la novela que nos ocupa hoy y que juzgue por sí mismo. Siento la tranquilidad que confiere la seguridad de saber que no me equivoco.

Si has entrado a esta reseña para averiguar de qué va Pasos perdidos, te diré que no es solo trata de la ETA. Pasos perdidos en un puñetazo en la boca del lector, en forma de realidad. Una realidad angustiosa, opresiva, que causa desazón y que te obliga a continuar leyendo. Es la historia de un muchacho joven a quien destinan al País Vasco en los años del plomo. La época en la que cada día saltaba un titular contando un nuevo asesinato por parte de la banda terrorista. El momento y el lugar son los menos indicados para un chico que empieza a construir su vida junto a su novia, y aun así decide seguir adelante con los designios que le van marcando a cada paso.

Siendo sincero, y utilizando el prisma del tiempo, confieso que mi concepto respecto a ETA era el de una banda de inconformistas que, organizados por dos o tres cabecillas, utilizaba la efervescencia y la rebeldía de los jóvenes para inculcarles un odio hacia todo lo que fuese España para cometer fechorías y mantener acobardadas a personas y empresas, obligándolas a pagar el impuesto revolucionario. Un negocio más. Pero, con la lectura de Pasos perdidos, me doy cuenta de que eran mucho más. Era una organización criminal bien preparada, con movimientos estudiados, con una estructura jerárquica marcada y con un pueblo a favor de sus ideas. He sentido el miedo que las familias de los txakurraslos perros en euskera, pues así llaman a los guardias civiles, vivían cada día, la discriminación, el dolor y la pena de cada uno de ellos. Si algo transmite la historia, hoy que todo lo que rodea a ETA quiere ser pacífico y benévolo, es que en aquella época las verdaderas víctimas eran los guardias civiles y sus familias.

Joseba, el personaje principal y vehículo conductor del texto, va pasando por múltiples situaciones. Con él viviremos operativos policiales, detenciones, situaciones incontrolables y hasta atentados. Es evidente, aunque el escritor no hace referencia a ello, que la historia aúna vivencias de muchos guardias. Un solo efectivo de la Guardia Civil no podría llevar a cabo tantas y tan diversas maniobras de disuasión, vigilancia o detención. Aún así, reflexionando mientras escribo esto, literariamente y de cara al lector, es mucho más fácil a la hora de leer y entender la historia, que todo esté focalizado en un mismo protagonista.

La ambientación de los escenarios es uno de los puntos fuertes dentro de la escritura de Fulgencio. Te llevará a cada momento casi de la mano al lugar donde trascurre la acción, bien sea en un bosque, una fábrica abandonada, o el box de un hospital. Todo ello con la maestría que le caracteriza a la hora de situar la escena.

He de apuntar también, sin ánimo de querer descubrir nada, que la novela está estructurada en tres fases. La primera, la incorporación del protagonista, Joseba, al País Vasco y que acaba con el nacimiento de su hijo. La segunda, avanza unos años y arranca con una nueva visita al colegio donde el chico es vilipendiado continuamente por ser hijo de un guardia civil, y la tercera, donde actúa en favor de la sociedad desde otra posición diferente. Por lo trepidante del escrito, la novela tiene su máxima potencia en el primer tercio de la misma. Ojo, no por ello quiero expresar que el resto sea peor que la primera parte. Muy al contrario es casi más necesario para ser una gran obra.

Cierro mi humilde opinión sobre esta novela apuntando que, si Fulgencio Caballero tuviera la suerte de que este libro cayese en las manos adecuadas, lo mismo estaríamos ante la posibilidad de una magnífica adaptación cinematográfica.

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Comments (2)

  1. Andrea

    Siempre me ha gustado saber de nuestra historia
    Me parece una novela impactante, como a alguien que lucha y vela por nuestra seguridad  se le puede tratar así y no ser todos ellos como se merecen en vez de ser tratados incluso a veces peor que a los propios etarras.
    Estoy contigo también sigo a este gran escritor (para mí) desde su primer libro La Caja de Membrillo y como bien dices ha evolucionado y seguirá haciéndolo, seguramente nos volverá a sorprender con otras letras, otras historia otro libro…..

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