Ventanas de Carlos Casado (Malbec ediciones)
Título: Ventanas
Autor: Carlos Casado
Editorial: Malbec Pocket
Año: 2018
Páginas: 257 páginas de instantes
Género: novela contemporánea
Calificación:
Sinopsis novela Ventanas de Carlos Casado
Alberto, un escritor con problemas de inmadurez que intenta enderezar su desordenada vida, carece de la visión y empatía necesarias para ver que ni él mismo ni nadie es realmente protagonista, sino actor de reparto en una historia mucho mayor que las que caben en sus relatos. Todo cambia cuando se ve envuelto en varios misterios cotidianos, que crecen día a día y que le demostrarán que todo es impermanente salvo el propio cambio y que la estabilidad es una de las cosas más frágiles del mundo.
Un columnista que recibe cartas personales de los lectores, una mujer completa y positiva, un hombre que no puede amar ni a la vida ni a sí mismo y aquel que los conoció a todos: un joven con miedo a volar, con un trabajo pequeño y una imaginación enorme: este no es tanto un libro como una Polaroid, el retrato coral de personas que se cruzan inadvertidamente, que coinciden en el mismo espacio y tiempo sin otra cosa en común sino su propia soledad y el deseo inconsciente de dar un salto de madurez que les permita comprender y comprenderse, celebrar la vida y aprender a ser ellos mismos.
El instante decisivo
Decía Henri Cartier-Bresson, uno de los fotógrafos más influyentes de la historia, que una de las cualidades de una buena instántanea es la de saber captar el «instante decisivo». Ese momento mágico, del que no siempre nos damos cuenta que está sucediendo, que no todo el mundo es capaz de mirar o ni siquiera ver.
Y añado yo, la belleza de los pequeños momentos cotidianos nos suele devolver siempre una sonrisa. Hay que pasar por la vida observando, sobre todo debemos hacerlo los que en algún u otro momento nos identificamos con el arte.
A nuestro alrededor hay miles de pequeñas cosas que merecen ser observadas, fotografiadas en nuestra retina aunque no vayamos provistos de una cámara de fotos: una despedida en una estación de tren, el aceite de un coche que refleja mil y un colores al derramarse por el asfalto, un perro descubriendo el mundo desde la tranquilidad de la cesta de mimbre de una bicicleta; y aún más, el olor a comida recién hecha cuando subes la escalera de tu edificio, la mirada taciturna de una persona mientras mueve el café con una cucharilla, el perfume que te traslada al aroma de una persona amada, recordándote que cualquier tiempo pasado quizás siempre fue mejor.
Carlos Casado es un artista polifacético, y eso se desprende al leer «Ventanas«. Realiza un ejercicio de observación impagable, la radiografía de varios personajes cuyas vidas se cruzan sin saberlo, o mejor dicho sin haberlo decidido de forma predeterminada.
Actores de reparto
Una radiografía en un lugar y en un momento concreto, ¿acaso no se trata siempre de eso, del espacio-tiempo? Una historia cualquiera, de personajes que no merecerían ni el papel de secundario, una historia que podría estar pasando ahora mismo, en tu calle, a escasos metros de ti, a escasos segundos.
Una historia de segundas oportunidades, de personajes que intentan alzar su voz pero que son fagocitados por su propia rutina, por su propio entorno. En la era de la saturación informativa que vivimos, se agradece que alguien se tome el tiempo necesario para detenerse a contemplar, como fuente inequívoca para el surgimiento de las ideas creativas. Estamos más informados que nunca, pero quizá sea el momento de la historia en el que estamos más desinformados.
Carlos Casado describe con maestría y con un estilo original, situaciones cotidianas, que no por ello deben ser menos interesantes, historias urbanas que merecen la pena ser contadas, o al menos, reivindicadas.
Aquí no estamos presenciando una novela de grandes giros ni de asesinos en serie, pero sí la historia de un tipo que se dedica a romper escaparates para encontrarse a sí mismo. La historia de un personaje tan romántico como puede ser un quiosquero, o en mayor medida la de un columnista de un periódico pequeño, que triunfa aunque sea a pequeña escala, con una sección de cartas al reportero. Una delicia, una pequeña joya.
Además todo narrado de forma sencilla y en pocas páginas, ideal para los que nos estamos hartando de las largas sagas de libros escritos al peso. Capítulos breves que sin darte cuenta te van atrapando poco a poco.
En busca de Paul Auster
En Smoke (1995) película de culto con Harvey Keitel como actor y con el sello inconfundible de Paul Auster (al que reseñé en este mismo blog, haz clic en el enlace para leer el artículo completo) un estanquero dedica unos minutos a fotografíar su calle durante todos los días de su vida, y siempre a la misma hora.
Las historias apasionantes que observa Keitel desde la puerta de su desvencijado estanco, con el paso del tiempo, son dignas de ser contadas. En «Ventanas«, Casado y uno de sus personajes, hacen el mismo ejercicio pero con una cámara de vídeo de circuito cerrado, pero sin mayor intención que grabar ese momento para inmortalizarlo y conservarlo aunque solo sea durante un pequeño espacio de tiempo ya que en la novela, el protagonista decide borrar los archivos cada día por falta de espacio. Quizás sea esa la clave, la falta de espacio que tenemos en un disco duro que viene dañado de serie.
Si eres de los que disfruta con los placeres de las pequeñas cosas de la vida, haz como Carlos Casado y dedica unos minutos al día en asomarte por las ventanas de tu mundo, no te tienes que ir a lugares inexplorados del planeta, lo puedes hacer desde tu propia ventana de casa, desde tu propio salón; el viaje puede ser alucinante, eso sí, recuerda volver pronto para llegar sin prisas a la hora de la cena.