Entrevista a Luis Leante

19 abril, 2018
19 abril, 2018 Jesús Boluda del Toro

Entrevista a Luis Leante

El escritor es básicamente un mentiroso, o un «disfrazador» de la realidad.

Nació en Caravaca de la Cruz (Murcia) el jueves 6 de junio de 1963 a las 8 de la mañana. Ese mismo día Franco estaba a 13 kilómetros de allí, inaugurando el pantano del Cenajo, en Moratalla.
También ese día enterraron al papa Juan XXIII. Así arrancó la historia de Luis Leante, prolífico escritor de relato, teatro, novela, ensayo, poesía o artículo. Por si esto pareciese poco, también ha escrito guiones cinematográficos, algunos relatos suyos han sido llevados al cine, y sus obras se han traducido a más de veinte idiomas. Licenciado en filología clásica, obtuvo el premio Alfaguara en 2007 por la novela Mira si yo te querré, y que supuso un punto de inflexión en su carrera como escritor.
 
1.- Para escribir tanto, tan bueno y de palos tan diferentes, ¿qué hay que hacer?
Para escribir hay que tener, básicamente, ganas de contar historias. Para mí esto ha sido siempre una pasión. A veces, los géneros se convierten en corsés que impiden que las historias se desarrollen. Por eso me he movido en tantos géneros: el relato me da unas posibilidades, la novelas otras, el teatro es otra forma de contar historias. Luego, que sean historias buenas o malas lo deciden los demás, cuando ya están contadas.
2.- Todos los autores dicen que hay algo de ellos en cada una de las novelas que escriben. ¿Cuál de tus novelas debemos leer para conocerte mejor?
Es difícil que no haya algo del autor en lo que escribe. A mí me gusta disimularlo, pero no siempre puedo. La novela en la que más me veo reflejado es en Academia Europa, aunque cualquiera que la lea pensará que es mi obra de mayor ficción. El escritor es básicamente un mentiroso, o un «disfrazador» de la realidad.
3.- Publicaste tu primera novela con apenas veinte años, Camino del jueves rojo, ubicada en tu ciudad natal. ¿Ya sentías el cosquilleo de narrar historias?
Sí, mucho antes de escribir esa novela ya estaba ahí el cosquilleo. A los catorce años, intentaba construir historia y fui aprendiendo a base de leer e intentar comprender cómo lo hacía los demás. A los dieciséis, gané un premio literario por un relato. Y de ahí hasta hoy.
4.- Después de esta vino una compilación de relatos cortos, y diez años de silencio editorial, donde obtuviste numerosos premios por tus relatos, para volver con otra recopilación de relatos. ¿Te manejas bien en las distancias cortas?
Esos diez años los llamo «la travesía del desierto». Durante una década me dediqué a escribir de todo, pero nadie quería publicarlo. Paradójicamente mandaba a los premios literarios y ganaba algunos. Era una locura porque no entendía por qué premios sí y editoriales no. El relato es más complejo que la novela en algunas ocasiones, pero a mí me gusta más por su efectividad y porque no te desfondas. Un relato puede escribirse en un día o en un mes. Una novela para mí necesita como mínimo un año de trabajo.
5.- Después de esto abres el abanico y localizas tus siguientes novelas en diferentes lugares y épocas, a la vez que cambias de géneros, tocando novela negra o histórica, ¿fue entonces cuando te hiciste mayor como escritor?
En realidad no he dejado de hacerme mayor con cada libro. Es un proceso lento, de aprendizaje, que nunca se acaba. Lo que pasa es que a veces uno sube peldaño a peldaño, en silencio, sin que nada de lo que haces llegue al lector. Y de pronto sale todo el trabajo a la luz y parece que has evolucionado mucho. Pero la evolución ha sido muy lenta, día a día, línea a línea, palabra a palabra.
6.- En el año 2007 ganas el Alfaguara por Mira si yo te querré, y seguro que te lo han preguntado mil veces, pero en El quinto libro queremos saber qué sentiste.
Por aquella época yo pensaba que ya había tocado techo. Pensaba que ya no iba a progresar más ni a evolucionar. Me sentía estancado pero feliz porque disfrutaba mucho escribiendo. Mandé la novela al premio casi por casualidad, por indicación de un amigo muy optimista. Y aquello supuso una revolución para mi vida literaria y personal. Fue todo tan intenso y tan rápido que no me di cuenta de lo que había sucedido hasta varios meses después.
7.- A partir de este hecho sacas tres novelas más, la última el año pasado, Annobón, y hasta siete novelas juveniles. ¿A qué se debe este giro?
Las novelas juveniles ya estaban ahí mucho antes, pero nadie quería publicarlas. Es lo de siempre. El premio sirvió para que alguien las leyera con más atención. Realmente no sé si alguien llegó a leerlas antes. Sospecho que cayeron en las pilas de libros a la espera de ser leídos por un editor o un lector de encargo.
8.- Y  hablando de  literatura juvenil, eres el padre de Justino Lumbreras. ¿Qué nos puedes contar de él?
Justino Lumbreras es mi alter ego. Fue una serie de novelas que empecé a escribir cuando mi hija era pequeña. Ella también es protagonista de estos cuatro libros. Saqué a sus amigos del colegio en las novelas y nos divertimos mucho en el proceso. Luego, cuando se convierten en libro parece todo más serio. Pero en realidad comenzó como un juego de un detective al que le pasaban cosas muy parecidas a las que me había pasado a mí en el trabajo. Pero con mucho más humor. Fue una forma de reírme de mí mismo.
9.- Viendo el último tramo de tu carrera como escritor, destaca el hecho de que mezcles en el tiempo literatura juvenil con novela adulta. ¿Cómo lo trabajas? ¿Va por momentos, por estados de ánimo?
Sobre todo va por el tipo de historia que quiero contar. En todo lo demás no hay mucha diferencia. Mi lenguaje y mi estilo es igual cuando escribo para jóvenes que cuando escribo para adulto. Lo que cambia son los protagonistas y el lector imaginario que yo me forjo mientras estoy escribiendo.
10.- Y ya que hemos repasado tu trayectoria, ¿qué te parece si nos cuentas alguna manía a la hora de escribir?
No tengo manías especiales. Algunos ritos sí, como oír determinada música antes de empezar, tomar café en una taza que me gusta mucho. Por lo demás, una vez que estoy metido en la escritura no hay nada especial. Soy capaz de escribir en cualquier sitio, con cualquier ordenador e incluso a mano si no tengo ordenador por alguna razón.
11.- La crítica literaria actual habla de una explosión de escritores a nivel nacional, y que engarza este hecho con la crisis económica y el hecho de buscar nuevas fuentes de ingresos. ¿Qué opinión tienes al respecto?
No estoy seguro de que sea así. Yo veo muchos escritores nacionales, pero también muchos extranjeros. Creo que cada vez se publica más novela y por eso la sensación es de que hay muchos escritores. Por otra parte, si alguien se dedica a la literatura para ganar dinero es porque no conoce muy bien este mundo.
12.- Nuestras fuentes nos informan de que sacaste información para Annobón del Archivo Histórico de Las Palmas. ¿Cuál es la mejor anécdota que guardas?
Sí, encontré el sumario del caso de Restituto Castilla por asesinato en ese archivo. Mi intención era pasar una semana en Las Palmas estudiándolo, pero tuve la suerte de hablar con el director del Archivo Histórico, que me ofreció la posibilidad de digitalizar los documentos para estudiarlo. El proceso desde que contacté con él hasta que finalmente tuve el sumario en mi ordenador podría ser una novela en sí mismo. Fueron meses de inquietud, de muchas llamadas. Recuerdo el día en que el director del archivo me leyó el asesinato del gobernador por parte de Restituto Castilla, con una navaja barbera, y a mí me pareció que me estaba leyendo una novela en vez de un sumario judicial.
13.- También hemos sabido que tienes un blog desde el año 2008, con el llamativo nombre de Los murmullos de la tribu, ¿qué podemos encontrar ahí?
Es un blog donde escribo cosas que no soy capaz de clasificar. Microrrelatos, experiencias, diario, el surrealismo de la vida. Es un cajón desastre que me ayuda a reírme de mí mismo. En el fondo es una terapia.
14.- Sí, te preguntarás cómo y dónde, pero sabemos que has sido músico, de los de solfeo, de los que han tocado en todas las procesiones de los pueblos de alrededor. ¿Hay algún poso de esta maravillosa faceta en tus libros?
La música es muy importante para mí. El haber estudiado música me ha abierto el gusto musical. Supongo que la música directa o indirectamente influye en mis libros, puesto que afecta a mi estado de ánimo.
15.- Nos despedimos guardando otras mil preguntas en la recámara, y con ganas de saber más de ti, así que no diremos gracias y adiós sino gracias y hasta pronto. Terminamos con nuestra pregunta fija: ¿Qué te hace reír y qué te hace llorar cada día?
Me hace reír casi todo; soy de risa fácil. Me hace llorar la insensibilidad de mucha gente que tiene en sus manos el gobierno de los países, incluso del mundo.
La encuesta rápida de ‘EL QUINTO LIBRO’
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