Reseña de Instrumental de James Rhodes

20 marzo, 2018
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20 marzo, 2018 Cristóbal Terrer Mota

Reseña de la biografía del músico James Rhodes

Título: Instrumental

Autor: James Rhodes (autobiografía)

Editorial: Blackie Books

Año: 2015

Páginas: 288 páginas de bofetadas en la cara

Género: Autobiografía – música

Calificación: 

Nuestra puntuación

Sinopsis de Instrumental

La música fue su salvación. James Rhodes fue víctima de abusos durante su infancia y su vida ha estado marcada por esa tragedia. Escuchar a Rajmáninov en bucle durante su adolescencia y descubrir el Adagio de Bach en un ala psiquiátrica le ayudó a combatir sus demonios y a transformar su vida. James Rhodes es uno de los más eminentes concertistas de piano de la actualidad y un gran renovador de la música clásica. Ha protagonizado documentales para la BBC y Channel 4, escribe en The Guardian y ofrece recitales en todo el mundo. «Instrumental» son sus memorias, que vieron la luz en Reino Unido después de que el Tribunal Supremo levantara el veto que pesaba sobre la obra. Todo un tributo apasionado al poder terapéutico de la música y que aborda cuestiones fascinantes sobre cómo funciona la música clásica y sobre cómo y por qué puede cambiar nuestras vidas.

Descendiendo a los infiernos

Pocas veces me ha sobrecogido tanto un libro como este Instrumental, pocas veces me ha emocionado y conmovido tanto un libro, una biografía en la que el pianista James Rhodes se sincera, abre su corazón y busca un redención que posiblemente nunca llegará.

A través del desgarrador testimonio en primera persona del ahora mediático concertista James Rhodes, acompañamos al autor por un viaje espeluznante que comienza en su infancia, durante la que sufrió constantes abusos sexuales que le provocaron evidentes heridas físicas, y lo que es más importante, heridas interiores que nunca cicatrizarán. La confesión de un trauma escondiudo durante años, que creó gran controversia cuando se anunció su publicación, ya que se detallan datos reales de los delincuentes que arruinaron su vida con todo lujo de detalles.

Finalmente la cordura se impuso, y este grito silencioso pudo ser publicado con las consecuentes acciones legales para los responsables de esos abusos, los malos siempre pagan, y eso es uno de los pocos mensajes positivos que el lector puede extraer.

La primera parte del libro es un descenso hacia los infiernos y un acercamiento a los fantasmas que todavía hoy atenazan a este músico, que narra todos los hechos con todo lujo de detalles y con lenguaje tosco, apelotonado, pero sobre todo cargado de una sinceridad acongojante.

Los primeros abusos sexuales en la niñez, implicaron severos traumas que derivaron con el paso de los años en una adolescencia complicadísima en la que se repitieron esos abusos, los empujaron a la prostitución, el consumo desmesurado de drogas y alcohol, y una floreciente pasión por la música clásica, la verdadera tabla de salvación y la única luz en el camino.

Lesiones físicas permanentes en su espalda, fruto de los abusos sexuales continuados, internamientos obligatorios y voluntarios en variopintas instituciones psicológicas, narradas con notas de humor que sólo la narración sincera y directa pueden provocar, así como episodios de bipolaridad, esquizofrenia, y todos los síndromes mentales que podáis ser capaces de nombrar; acompañados de trágicos momentos de autolesiones con cuchillas de afeitar. Hay que tener estómago para poder seguir leyendo después de pasadas las primeras páginas, pero sed valientes, la novela mejora y rebaja el tono en la segunda parte.

La música nos salvará

Porque en la segunda parte del libro, ya en la madurez del artista, descubrimos como el talento y la creatividad emergen, como casi siempre, cuando estamos empujados a momentos de crisis vital. James Rhodes es un genio, un «puto» genio si me permitís que emplee el lenuage coloquial y directo que el autor de esta autobiografía emplea, cargada de expresiones, y tacos altisonantes que como decía Gandalf, no emplearé aquí.

Durante el drama vivido durante más de treinta años, encontramos pasajes apasionantes en los que observamos desde dentro, como el que espía a través de una cerradura, como la chispa de la creatividad incendia una vida llena de sombras.

Un comportamiento obseso-compulsivo, llevan (aún en la actualidad) a acudir a sus citas de trabajo o de ocio incluso dos horas antes de la hora señalad, para estar tranquilo y preparado, y calmar en cierta medida las voces que oye en su cabeza. Pero también le fuerzan a ensayar durante largas jornadas de horas y horas, sólo pausadas por descansos en los que consume varios paquetes de tabaco.

Autoexigente hasta el sufrimiento, un perfeccionamiento enfermizo que han hecho que se convierta en un concertista de primer nivel mundial, capaz de interpretar las piezas más complicadas de los grandes compositores, que sólo están al alcance de un puñado de intérpretes.

La luz al final del tunel

Cada capítulo de este libro comienza con una pieza musical recomendada por el autor, que puedes buscar en plataformas como Youtube, Itunes o Spotify. Os recomiendo crearos una lista de reproducción para acompañar las horas de lectura y poder crear la atmósfera que este músico nos propone.

Junto a las piezas recomendadas, nos explica con un lenguaje actual y cercano, anécdotas de los compositores de dichas piezas musicales. Artistas que en su época fueron mujeriegos, pobres, famosos, retraídos y un montón de cosas más que te sorprenderán y que te hacen ver que quizá James Rhodes, no está tan lejos de ellos como él se piensa. Tienes disponible las canciones de Instrumental de James Rhodes, al final de esta reseña.

Lo que más me ha maravillado del libro, son las reflexiones sobre el mundo del arte, la creatividad y la crítica voraz hacia la industria de la música clásica. Un género al que ama por encima de todas las cosas, pero haciéndolo sin la trasnochada impostación de los que se autoerigen como abanderados de un género que agoniza si no fuera por gente como James Rhodes, que pese a su locura manifiesta, lucha por reinventar un género que es arte puro en si mismo.

En sus conciertos de piano, James habla con el público entre pieza y pieza, cuenta anécdotas de su vida o de la de los maestros que interpreta (Mozart, Beethoven, Ravel, Paganini, etc). No se queja si alguién del público sorbe parte de su refresco de cola durante el concierto, o se arranca a aplaudir entre movimientos. Simplemente trata de acercar un arte al gran público, y el predica con el ejemplo interpretando estas piezas, repito de una complejidad que se escapa al entendimiento del resto de mortales, en zapatillas y vaqueros.

Arremete contra algunos premios musicales y las grandes compañías discográficas dirigidas por vetustos y desfasados personajes alejados de la vida real, que se empeñan en convertir el mundillo, en una especie de cementerio de elefantes vestidos de frac.

De la cabeza siempre en ebullición de Rhodes, podemos extraer un interesantísimo manifiesto artístico, un ideario creativo que cualquier persona con ciertas inquietudes artísticas (escritores, poetas, músicos, fotógrafos, pintores o escultores) deberían leer al menos una vez en su vida.

Porque una vez comprendidas las circunstancias y fantasmas que acompañan al autor, podremos entender la lucidez de su discurso narrado por alguien que simplemente ama la música.

Te conmoverán las casualidades que le han hecho conocer a sus actuales managers y productores, o a algunos miembros destacados del mundo del arte, como el actor británico Benedict Cumberbatch (Sherlock, Enigma, Doctor Extraño). Quizá es cierto que el que la sigue la consigue, y que sólo el esfuerzo y la constancia hacen triunfar a alguien.

James Rhodes actualmente es un concertista de gran talento, columnista de opinión en los principales periódicos de Reino Unido y protagonista de vídeos y documentales que podemos ver en Youtube y que son emitidos por canales británicos como la BBC o Channel 4. Un artista que sin saberlo, se ha convertido en una estrella del rock, como en su tiempo lo fueron sus admirados autores clásicos, que según Rhodes, se revolverían en sus tumbas si descubrieran el trato elitista que actualmente se les da a sus piezas musicales. Gracias Jamie.

Lista oficial de canciones de James Rhodes «Instrumental»

James Rhodes «Piano Man»

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Cristóbal Terrer Mota

Autor de la novela "Cameron" (Malbec Ediciones) y del ensayo seriéfilo "De Los Soprano a Juego de tronos". Responsable del blog sobre series Seriemaniac.com. Diseñador web, locutor de radio y creador de contenido. Apasionado de la fotografía, la playa y la lectura.

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