Reseña de Gideon Falls
Sinopsis de la novela gráfica Gideon Falls
En los abismos de la consciencia
Jeff Lemire se ha convertido en uno de los grandes referentes de la novela gráfica norteamericana. No solo por su gran talento, sino por su capacidad para adaptarse a cualquier género: desde la ciencia ficción (Descender) hasta las narraciones más íntimas (Essex County) pasando por las lógicas incursiones en el mundo de los superhéroes (Green Lantern).
En Gideon Falls encuentro muchos de los ingredientes que me hacen asomarme a una obra. Especialmente, esas historias que suceden en lugares alejados de todo, equidistantes entre la nada más absoluta y los arraigos propios de una gente poco acostumbrada a los extranjeros. Esos pueblos de la América más profunda que tan bien supo plasmar un fotógrafo como Stephen Shore.
La novela gráfica Gideon Falls pivota sobre otra de mis obsesiones: la de soledad en las grandes ciudades, capaces de individualizar al máximo al individuo, hasta sentirse como una isla pese a estar rodeado de multitudes.
Gideon Falls fue galardonada en 2019 con el Premio Eisner a la mejor serie nueva. Conforme vas avanzando en la obra surge una pregunta obligatoria: ¿Por qué nadie ha pensado en adaptar esta novela gráfica al mundo de las series de televisión?
Bueno, lo cierto es que hace años que los rumores sobre una posible adaptación vienen sonando. De hecho, aunque el ruido mediático se ha ido apagando, en el mismo año de la publicación de este cómic se dijo que el director de películas de terror como Saw o Insidious, James Wan, adaptaría la obra a la pequeña pantalla, contando como showrunners con los propios Lemire y Sorrentino, a través de la productora Hivemind.
La primera parte de Gideon Falls transcurre, como decía, entre estos dos escenarios: lo rural y lo urbano. Ambos vistos como una misma cosa, una doble versión de un mismo concepto. Para ello, adopta un tono de thriller sobrenatural.
Sus dos protagonistas Norton (un enfermo mental) y Wilfred (un cura que va a parar a un pueblo dejado de la mano de Dios) tienen en común los ecos de una de esas leyendas urbanas, capaces de poner en alerta al acervo popular: la aparición de un granero negro que cuando se manifiesta es capaz de tragarse a quién se acerca.
La historia nos sumerge en los primeros tomos en un descubrimiento a cuenta gotas. Parece que cuando ese granero entra en escena, el mal se verbaliza en los alrededores, tomando como rehén a cualquier alma perdida. ¿Estamos todos predispuestos a caer en los abismos de la maldad? Es decir, ¿el villano nace o se hace? Es una pregunta que se han formulado numerosos autores con el paso de los siglos y que nos sigue atrayendo a los lectores.
La historia del cura recién llegado a un pueblo rural de mala muerte es la que mantiene el pulso narrativo: las gentes del lugar, su desconfianza natural por lo que viene de fuera, sus costumbres. Mientras que el arco del perturbado en una ciudad que emana enemistad en todas sus calles es la que nos mantiene enganchados, debido a los continuos giros de guion y los toques sobrenaturales.
Norton se dedica a recoger basura de las calles. Obsesionado por encontrar mensajes ocultos en ella. Podríamos pensar que intenta limpiar las calles, hacer de esa urbe un lugar mejor, a costa de quedar él impregnado de toda la suciedad del mundo. Es una especie de héroe que debe luchar contra todo lo establecido. Cuando alguien actúa a contracorriente, la sociedad se conforma con tacharlo de loco y encerrarlo bien profundo para que la vida pueda continuar, obviando el problema: si no lo ves, el problema no existe.
Por su parte, el cura Wilfred deambula por los destinos menos apetecibles como penitencia a un error del pasado. El pueblo rural quizás pueda expiar su propio perdón (el más complicado de conseguir) al tiempo que revitalice una fe maltrecha. Unos extraños sucesos y asesinatos, pondrán a prueba todas las creencias existenciales de su profesión y su vida.
En los siguientes tomos, la obra adquiere un planteamiento de ciencia ficción dura: multiversos, monstruos y otros horrores conviven en un eterno rompecabezas, magistralmente desarrollado a través de los dibujos (muchos de ellos a doble página) de Sorrentino, así como el uso del color rojo y negro que utiliza el colorista (Dave Stewart), los cuales van comiéndose los tonos azules y grises de la gran ciudad de fauces inmensas y los ocres de esas latifundios de granjeros descreídos.
Gideon Falls nos lleva a plantearnos importantes verdades filosóficas, como la constante presencia del mal en nuestras vidas o cómo afrontar el duelo ante la pérdida o desaparición de nuestros seres queridos. Una obra sólida en la que los personajes evolucionan y muestran multitud de aristas, tantas como permite la multitud de universos posibles que surgen con cada una de nuestras (malas) decisiones.
Puedes leer otras de mis reseñas en mi sección: Cristóbal Terrer.
Datos de publicación
Título:
Autor: Jeff Lemire y Andrea Sorrentino
Editorial: Image Comics (Astiberri en España)
Año: 2019
Género: Terror, thriller
Páginas: 160 páginas de terror especular
Calificación: