El Quinto Libro en el Centro Penitenciario de Sangonera
SANGONERA, CAMINO DE DOBLE DIRECCIÓN
Nos plantamos allí un domingo de diciembre, con sol pero con frío, tres de nosotros, Jesús Boluda, Pilar Fernández Senac y Antonio Parra Sanz, acompañados por la figura siempre inquieta de Paco Marín (el capo de Cartagena Negra), que además hizo de Santa Claus literario, donando a la biblioteca del centro siete cajas de libros.
Nos plantamos en un centro penitenciario, Murcia II, en Sangonera, donde se lee, donde se hacen innumerables actividades pero sobre todo se lee, porque hay una biblioteca y un taller de lectura, y porque todo ello lo mantiene vivo, junto a su equipo, Antonio Jávega, un hombre especial, hecho de una voluntad inquebrantable, enamorado de la literatura pero también conocedor del alma humana y de lo que ésta necesita cuando se ve privada de libertad.
Antonio sabe, y los internos lo saben mejor que nadie, que hay muchas formas de libertad, y que haber perdido la física no significa por fuerza quedarse también sin la espiritual, y por eso leen, por eso en esta ocasión leyeron los siete relatos de Hotel Dante, y nos demostraron rápidamente cuánto pueden llegar a saber de literatura, y cuánto pueden llegar a sentirla.
A la visita de las dependencias del centro, cuartos de vis a vis y encuentros familiares incluidos, le siguió el paso por los locutorios, el economato y hasta la entrada a algún pabellón, incluyendo el momento tensísimo de entrar en una celda y escuchar el cerrojazo que clausura su puerta. Nada mejor para conocer el ambiente, y nada mejor también para después comprobar hasta dónde puede llegar el poder de la lectura.
En el salón de actos se reunió una treintena larga de internos, Antonio Jávega les presentó nuestro blog y a nuestros compañeros, demostrando que conocía al dedillo la biografía de cada uno de ellos, e incluso sus obras. Ese fue el magnífico prólogo, porque lo que llegó después cuesta ponerlo en palabras, sabiendo que éstas no llegarán a la décima parte de lo que provocó en nuestros compañeros.
Los tres coincidieron en la satisfacción de estar allí, y en la sensación de que de allí se iban a llevar mucho más de lo que habían ido a dejar. Y fue verdad, porque las voces, enormemente respetuosas, fueron surgiendo, primero con preguntas sobre el proceso creativo, las manías y costumbres, pero dejando paso poco a poco a las impresiones, a lo que los cuentos les habían hecho sentir, y sobre todo a interpretaciones del significado del hotel que ninguno de nosotros llegó a plantearse durante la génesis del libro.
Asemejar el hotel con la cárcel, comparar las dos carreteras con los dos caminos vitales, el que los ha llevado a prisión y el que puede sacarlos de ella, considerar la lectura como terapia, declarar que tal o cual relato les ayudó a reflexionar sobre sus vidas, localizar intenciones entre los personajes que a nadie se le habían pasado por la cabeza…, ésas fueran algunas de sus intervenciones, que culminaron con la lectura de unos versos preparados para nosotros e incluso la entrega de algunos escritos.
En suma, un curso de lectura en carne viva del que nuestros compañeros, y el resto de los asistentes, aprendieron, porque todas aquellas palabras estaban pronunciadas con la más pura de las libertades, la de la conciencia, la que da también la lectura. El Quinto Libro les prometió una nueva visita, y a fe que lo haremos en cuanto sea posible.
A continuación os dejamos con unas imágenes de la extraordinaria mañana en Sangonera.