Reseña de La muerte del pequeño Shug

13 noviembre, 2023
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13 noviembre, 2023 Jesús Boluda del Toro

Novela La muerte del pequeño Shug, de Daniel Woodrell

Sinopsis de La muerte del pequeño Shug

Shug Atkins tiene trece años y vive en una casa junto a un cementerio. Su comida favorita son los huevos fritos con pan: «Era capaz de comerme hasta seis en mis días más bestias, pero no solía hacerlo». Su padre, que quizá no lo sea, lo mira con «esa mirada suya que me amenazaba con una muerte rápida que se hace eterna»; y, aunque es obvio que lo detesta, se sirve de él para entrar en casas de médicos y enfermos y robar barbitúricos. Glenda, la madre, es una belleza que ha conocido mejores días (y mejores hombres, mejores coches, mejores restaurantes). Un día irrumpe en la vida de estos tres seres un hombre amable, cortés, con un coche elegante. Despierta sueños dormidos, aviva pasiones prohibidas.

Descarnada historia sobre la pérdida de la inocencia

Hace unos meses, en una visita a Madrid, el bueno de Carlos Augusto Casas, en un intensa conversación sobre la novela negra y la calidad de obras no tan conocidas en España, me recomendó tres de las novelas que más le habían gustado en los últimos tiempos. Una de ellas fue de la que vengo a escribir hoy.

Bajo el paraguas de la novela negra se refugian una pluralidad de producciones literarias que, entre ellas mismas, pueden llegar a ser distantes.  La muerte del pequeño Shug está publicada como novela negra, señalada como «country noir». No soy amante de las etiquetas y esta novela me sirve para defender mi teoría de la multiplicidad de género, o la ausencia del mismo, que para el caso es similar. La literatura es transversal, no se deja encasillar y no lo necesita. Es evidente que existen paradigmas que constituyen los estándares del género, pero hablamos de casos puntuales. La novela de Woodrell supera estos estándares para llegar a un estilo libre de pautas y patrones arquetípicos. Y este hecho la hace especial, sobresaliente.

La muerte del pequeño Shug es una novela que transmite sensaciones. Y la mayoría de ellas no son agradables. Es una novela hermosa y triste a la vez, es narrativa intensa, irracional por momentos, emocional en estado puro. Woodrell compone diálogos que se atrancan en el esófago y dejan un sabor picante al gusto, con un poso largo y marcado. Pero también posee esa lírica especial que convierte en belleza lo más mundano hasta el punto de hacerte dudar entre qué o dónde está el bien y qué o dónde está el mal.

Destripando

Una vez que creo que ha quedado claro que es una novela soberbia, escribo un poco sobre los personajes. El principal es Shug, un joven de 13 años con sobrepeso que vive con su madre, Glenda (quien conoció tiempos mejores y ahora ahoga esos recuerdos en alcohol) y su padre, o eso se presupone, porque no termina de quedar claro a lo largo de la historia. Este se dedica a negocios ilegales junto a su amigo Basil y no duda en usar a Shug para llevar a cabo robos y otros fraudes. Es un personaje interesante no tanto por su fortaleza como tal en la trama, sino más por su interrelación con Glenda y, sobre todo, con Shug. Como decía antes, queda la duda de si lo odia, lo admira o todo a la vez. También lo es por lo que aporta a la historia cuando abusa de la madre y el muchacho lo ve todo. Aquí se extrae una particular y sugestiva visión de los acontecimientos.

En este punto es necesario escribir una de las conclusiones más importantes que se extraen al acabar la novela: es un relato duro sobre la pérdida de la inocencia vista desde el prisma de un niño en una familia asocial, con un entorno social marginal en el que impera la ley del más fuerte y donde las adicciones son la normalidad. Dejo al deleite del lector que se atreva con esta novela el pasaje con la familia de Glenda. Merecen un libro sobre ellos. Lo que los modernos pseudoanglófonos llaman un spin off.

Como último personaje, y con la premisa habitual de no desvelar nada, llegará a la historia el contrapunto de Red, el padre de Shug. Un hombre que intenta sacar a Glenda del pozo y que aporta el chispazo necesario para que pasen cosas en la novela.

Este es otro punto con el que, de forma magistral, el escritor juega. Parece que nunca pasa nada, que todo sigue igual que al principio. Pero cuando te paras a asimilar lo leído y a reflexionar sobre ello, te das cuenta de que no es así. Una gran cantidad de materia se ha instalado, sin darte cuenta, en tu disco duro.

Está escrita en una notable primera persona, que edulcora la terrible barbaridad social que contiene la trama. Es un gran acierto focalizar la historia desde el punto de vista del chico.

Sobre el escenario de la novela, la trama sucede en en un entorno rural, las montañas Orzak. Glenda y Shug son los cuidadores del cementerio, un trabajo que apenas les proporciona el sustento necesario y malviven en una casa adosada a él. Este hecho no tiene un peso específico en la trama, más allá de las reflexiones que nuestro protagonista lleva a cabo mientras realiza labores de mantenimiento en el cementerio.

Concluyendo…

La muerte del pequeño Shug es realismo sucio americano (otra vez las etiquetas, necesarias pero odiosas) pues están los tipos duros, la chica atractiva, la violencia, el alcohol y las drogas. No te quedes solo con eso, pues, como escribía más arriba, es mucho más. Está claro que no es una novela apta para todos los públicos, pero merece mucho la pena. Ojito con el final, ahí lo dejo…

Voy a utilizar las palabras de Lehane, que encontrarás en uno de los apéndices finales de la novela, y que describe a la perfección el sentimiento final:

«Es la muerte del niño que hay en nosotros, la muerte del alma; el final de cualquier cosa que guarde un mínimo parecido con la infancia o la inocencia, porque lo que muere en ese chico es lo que todos rezamos por que no se haya muerto en nosotros».

Puedes leer todas mis reseñas en: reseñas de Jesús Boluda del Toro

Sobre el autor

Daniel Woodrell nació en 1953 en Springfield (Missouri), en las montañas Orzack, donde están ambientadas la mayoría de sus novelas. Dejó el instituto para alistarse en el ejército la semana que cumplía diecisiete años. A los veintisiete obtiene un título en el Writers´Workshop de Iowa, y disfruta de una beca Michener durante un año. En 1986 publicó su primera novela, Under the Bright Lights, a la que siguió Woe to Live On (1987), adaptada al cine por Ang Lee con el título de Cabalga con el diablo (1999). En 1996 acuñó la expresión country noir para referirse a su novela Give Us a Kiss. Con Tomato Red ganó en premio PEN West de ficción de 1999. Los huesos del invierno (Winter’s Bone, 2006), publicada en la misma colección de Alba, serie novela negra, fue llevada al cine en 2010 por Debra Granik, obteniendo el primer premio del Festival de Sundance. Woodrell vive en West Plains, en las montañas Orzak, cerca de la frontera con Arkansas, con su mujer, la también novelista Katie Estill.

Ficha técnica de la novela La muerte del pequeño Shug

Título: La muerte del pequeño Shug

Título original: The death of Sweet Mister

Autor: Daniel Woodrell

Editorial: Alba

Año: Original 2001. En España: 2014

Páginas: 214

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