Cuando todos sean sombra, de Manuel Susarte Román

Sinopsis de Cuando todos sean sombra

En una cala recóndita del litoral murciano aparece un cadáver desnudo sobre la arena con un curioso tatuaje. Es el punto de partida. Tan solo es el primero de lo que parece ser una racha de suicidios, con un denominador común: las víctimas presentan tatuajes recientes y extrañamente relacionados con las causas de sus muertes.

Los inspectores Imanol Ugarte y su compañero Germán Miranda son asignados al frente de la investigación. Conforme van apareciendo nuevos cadáveres, ambos irán descubriendo una sorprendente historia que pondrá a prueba sus capacidades y que les hará cuestionarse la realidad que nos rodea. En lo que intuyen que será una carrera contrarreloj, intentarán detener al responsable.

Ambientada en la Cartagena de 1983, época de profundos cambios en una sociedad española que comenzaba a desperezarse después del largo paréntesis de la dictadura, vivida en las calles de la pequeña ciudad y con el Mediterráneo como constante telón de fondo.

El pasado vuelve una y otra vez para atormentar a los protagonistas, atrae de una forma tan íntima como inexplicable a cazador y presa, al inspector Ugarte y a su escurridizo oponente.

Descorchando a un ESCRITOR

Cuando me he puesto a escribir estas líneas he estado un rato buscando hacer un símil para explicar la explosión creativa que ha experimentado este escritor, novel quizá para la gran mayoría, pero a quien llevo leyendo desde hace muchos años, pues me jacto de considerarlo dentro de mi círculo de amistades, me he visto en un momento de bloqueo al no encontrar el modo de desarrollar la idea. Como no podía ser de otra forma, he decidido acudir al vademécum de la lengua, también llamada RAE, para salir de este primer escollo. Cuando inserto en el buscador la palabra «descorchar», me encuentro con lo siguiente:

Sí, me he visto en la tentación de utilizar la segunda acepción y hacer el chascarrillo fácil con «alcornoque» (cuya tercera acepción es: Persona ignorante y zafia, y de donde, a su vez, sale «zafia», cuya primera acepción es: Dicho de una persona: Grosera o tosca en sus modales, o carente de tacto en su comportamiento.), que me daría para rellenar esta y las siete siguientes reseñas que escriba. Pero no lo haré, en primer lugar porque esta web de literatura es seria, formal y con una reputación que mantener; en segundo lugar, porque el escritor no lo es, por mucho que me pueda apetecer el hecho de meterme un poco con él; y, en tercer lugar, porque me viene mucho mejor la tercera de las entradas que posee «descorchar». Sin lugar a dudas, se ha roto el corcho de la colmena y ha comenzado a salir miel. Es un gran cuentista, ha escritos relatos muy chulos, pero no se terminaba a decidir, excusando tras miles de motivos, dar el salto a la novela. El año pasado hizo su primera incursión, con una historia que le rondaba desde hace muchos años. Pero con Cuando todos sean sombra es cuando saca todo lo que lleva dentro, ese talento trabajado en miles de horas de lectura y montones de cuentos escritos.

Cartagena, 1983

La trama se desarrolla en Cartagena, en la primera parte de unos años ochenta donde la sociedad española comenzaba a eliminar lacras, cortapisas y silencios. Este hecho se siente también en un cuerpo de policía donde siguen predominando las antiguas formas de trabajar, pero que se ve abocado a evolucionar con la sociedad. Además, se sirve de una ciudad portuaria para poder entremezclar a gentes de todo tipo, pues bien es sabido que ciudad con puerto, ciudad multicultural. En la novela vas a poder disfrutar y pasear por aquel ambiente, por unas callejuelas oscuras, edificios abandonados, la estación de tren, el Gran Hotel, la cala del Gallito y otros lugares que, en 2023 o no existen o están muy cambiados. Se nota en la historia el peso específico que adquiere Cartagena y sus diferentes escenarios, pues hasta en un pasaje podrás notar el agua salada mientras los policías viajan en busca de un lugar en medio del mar.

«Cuando llegó arriba, se detuvo un momento junto al arcén y miró hacia abajo: desde allí la escena tenía algo de cinematográfico, con los policías moviéndose en círculos alrededor de la figura inmóvil que reposaba en la playa. Como polillas en una lámpara»

Imanol Ugarte, un policía con mucho que contar

La trama principal gira en torno a Imanol Ugarte, un personaje con mucho fondo, la extraña manía de contar todo lo que se encuentra mientras está enfrascado en alguna tarea, y, aprovechando la polisemia, mucho por contar. En esta novela se dejan caer pinceladas de su pasado que quizá conozcamos en nuevas entregas, pues el autor ya ha asegurado en alguna entrevista que tiene pensado utilizar al policía para contar un par de historias más.

Ugarte conforma un gran binomio junto a Germán Miranda, su compañero. Entre los dos llevan a cabo la investigación sobre una serie de suicidios al parecer sin conexión y que dan pie a la historia. Pero, también, son dos grandes amigos que llevan media vida peleando por meter a los malos en la cárcel y cuyas virtudes y defectos son conocidos por el otro. Este hecho dota de tridimensionalidad y profundidad a estos personajes, alejándose del arquetipo plano y sin esencia del compañero del protagonista, tan manido en la novela policíaca.

«Imanol cabeceó incómodo ante la lógica de su compañero. No podía hablarle acerca de la certeza que le señalaba con el dedo firme en esa dirección, pues ni él mismo era capaz de comprenderlo»

¿Antagonista o protagonista?

He ahí la pregunta. Es evidente que, para que haya un caso policial, debe de haber alguien que lo provoque. En este caso se cumple la máxima, pero no en toda la extensión del significado. El misterioso personaje que suscita el caso es «particular», por intentar catalogarlo de alguna forma. Espero que no suene a peyorativo, pues cuando leas la novela entenderás las comillas que adornan la palabra «particular». Es una figura contundente y muy bien construida, aparece las veces justas y necesarias, sin exceso, pero sin defecto. Y, como escribía un poco antes, al acabar la novela y dejarla reposar, me doy cuenta de que este personaje tiene su fin, debe de cumplir con su cometido, por lo que se plantea mi duda de si realmente es el malo, o el bueno, dependiendo del prisma con el que se mire. Como decía Maquiavelo: «El fin justifica los medios».

«No sé qué diablos pueda ser, pero no creo que sea una persona como tú y como yo…»

Sinceramente, me ha costado mucho escribir esta reseña desde un punto de vista objetivo, pues me unen a ella y a su autor lazos imposibles de cortar a estas alturas de la vida. Lo he intentado. Pero sí seré objetivo y neutral a la hora de recomendar Cuando todos sean sombra, pues es una gran novela donde no sobra ni una coma, donde reside una gran historia, sustentada por una idea original y estructurada de tal forma que el lector disfrutará a cada vuelta de página.

Queridos, queridas, con todos ustedes, Don Manuel Susarte Román, el escritor.

Puedes leer todas mis reseñas en: reseñas de Jesús Boluda del Toro.