Reseña de la novela Hijos del carbón
Título: Hijos del carbón
Autor: Noemí G. Sabugal
Edición: Alfaguara
Año: 2020
Páginas: 334
Calificación:
Sinopsis de la obra
Mezcla de ensayo, libro de viajes y testimonios de protagonistas, Hijos del carbón es resultado de más de tres años de trabajo, en los que la autora ha recorrido las cuencas mineras de carbón abandonadas desde hace años.
Sabugal plasma las duras condiciones de los habitantes de estas cuencas carboníferas. “Es una historia que aún no se ha cerrado del todo”, asegura ella que es hija y nieta de mineros y que reconoce que el sector “ha sido la vida y también la muerte para miles de personas”.
A lo largo de sus páginas descubrimos la historia de la minería en España y lo que ha supuesto su progresivo desmantelamiento.
Sobre la autora
Noemí G. Sabugal (León, 1979) es licenciada en Periodismo. Es columnista del diario La Nueva Crónica y colabora en varios medios de comunicación. En 2005 recibió el Premio de Periodismo de Castilla y León Francisco de Cossío por el reportaje: De cruce de caminos a cruce de culturas, sobre la inmigración en el barrio del Crucero, León.
Publicó su primera novela, El asesinato de Sócrates, en 2010. La obra ahonda en los claroscuros de los círculos del poder, con la inmigración como tema de fondo. Su segunda novela, Al acecho, fue ganadora del Premio de Novela Felipe Trigo y se publicó en 2013. La trama se desarrolla en Madrid durante la Segunda República, en los primeros meses de 1936, y en ella se une la narración histórica con la investigación de la muerte de unas adolescentes.
La cantante de blues Big Mama Thornton protagoniza su tercera novela, titulada Una chica sin suerte (2018). En ella se recrea la gira que esta cantante afroamericana realizó en 1965 por varios países europeos, junto a otros destacados músicos, en el marco del American Folk Blues Festival. También ha publicado relatos en varias antologías.
Reseña
Desde Asturias a Córdoba, pasando por León, Lérida, Zaragoza y otras provincias, la autora nos sumerge en un viaje envuelto en las brumas de la niebla, del hollín y del polvo del carbón.
Y va adentrando al lector en esas mismas minas, y entonces comprendemos que no solo existen los datos y los números para explicar la situación: los millones de parados, los miles de muertos en la mina, los destrozos medioambientales, las cifras del despilfarro y la miseria. Detrás hay nombres propios, voces que parecen clamar en el desierto, pueblos abandonados y proyectos fallidos.
Un paisaje que se mueve entre ruinas, prados verdes, centrales térmicas terroríficas, lluvias ácidas, montañas de escombros, valles feraces y heridas en la tierra a cielo abierto.
Una metáfora de un mundo que se descompone y no da alternativas.
Sabugal hace también un viaje interior, describe con exquisita sensibilidad los lugares (casi siempre despoblados y abandonados) y a los protagonistas con voz propia y mucho que contar. La mina fue la única y más rentable opción de trabajo durante décadas para los habitantes de estas cuencas mineras, con la reconversión los caminos se cerraron y en muchos casos faltó iniciativa para buscar nuevas alternativas. En otros, apareció la mano corrupta de los aprovechados.
El cambio de modelo energético es una asignatura pendiente y mal resuelta en este país.
La falta de opciones laborales ha ido vaciando pueblos que hace años fueron prósperos y poblados. La mina era muy dura, algunos aún lo recuerdan, pero lucharon por lograr mejoras laborales, dignas condiciones de vida, y en muchos casos lo consiguieron.
Los mineros fueron la punta de lanza del movimiento sindical, de las reivindicaciones, de las huelgas y las movilizaciones. El libro recoge testimonios sobrecogedores, “la relación con la mina tiene la fortaleza de los vínculos familiares: resultan imposibles de romper aunque hagan daño.”
Se lee con el corazón encogido, y fluctúas entre la indignación, la tristeza y la esperanza. Sabugal recoge el término “demotanasia”: “Un proceso que, tanto por acciones políticas como por la omisión de las mismas, está provocando la desaparición lenta y silenciosa de la población de un territorio.
Puedes leer otras reseñas de Rosa Huertas haciendo clic en el enlace.
Sin relevo generacional, como la desaparición de una cultura milenaria”. La historia es parecida en todas partes, de norte a sur y de este a oeste de la península. Como ha ocurrido con otras cuencas mineras, como la abandonada Sierra Minera de La Unión, que no se recoge en este libro porque se ciñe al carbón, pero podría haber estado con su rastro de plomo y azufre.
Escuchamos las voces de los habitantes de las cuencas mineras que están ahí para contar su historia y la de cada mina. Sabugal ha unido en el libro a todas las cuencas mineras del país para que “se vieran mutuamente unas a otras.” Y, desde luego, la vinculación es enorme.
Es la historia repetida. La España vaciada.
Descendemos a lo más profundo de la mina, a las raíces y el pasado de estas cuencas, y ascendemos al presente, a la realidad compleja, al desmantelamiento y el abandono de los pueblos. Bellísimas descripciones salpican el libro, impregnado de melancolía y también de rabia.
“La memoria son las tinieblas de esta mina”, asegura en la última página, en el mismo lugar donde su historia personal y este libro comenzaron. Noemí Sabugal hace un viaje a los recuerdos ya la realidad y ambas su funden en un texto conmovedor, escrito con brillantez y oficio, que no deja indiferente al lector.
Puedes comprar Hijos del carbón haciendo clic en el enlace