Reseña de Estación Sol

24 febrero, 2020
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24 febrero, 2020 Jesús Boluda del Toro

Reseña de la novela Estación Sol

Título: Estación Sol

Autor: Gregorio León

Editorial: Algaida

Año: 2019

Páginas: 384

Calificación: 

Nuestra puntuación

Autor

Gregorio León nació en Murcia un día muy caluroso de 1971. Se gana la vida desde hace más de veinte años como periodista de Onda Regional, la emisora autonómica de Murcia. También ha hecho televisión. Tiene cinco novelas publicadas: Murciélagos en un burdel (Premio Ciudad de Badajoz), El pensamiento de los ahorcados (Premio Diputación de Córdoba), Balada de Perros Muertos (Premio Valencia de novela), El último secreto de Frida K. (Premio Alarcos Llorach) y La emperatriz de jade. Igualmente ha recibido el Premio Alfonso Grosso de relatos, o el Miguel de Unamuno, entre otros. Su obra ha sido traducida al francés. Confiesa que cuando inicia la escritura de una nueva novela siempre persigue un objetivo: escribir una historia fácil de leer, pero difícil de olvidar. Billy Wilder no podía estar equivocado: el primer mandamiento es No aburrirás.

Sinopsis de la obra

Julia es una joven fotógrafa que empieza a trabajar en El Universal. Con su cámara a cuestas, capta la imagen de Alfonso XIII entrando en un chalé de la mano de una mujer que no es la reina, Victoria Eugenia de Battenberg, sino una amante. El director del periódico se niega a publicar esa foto, y encomienda a Julia un reportaje sobre las obras de construcción de un modernísimo medio de transporte que va a alterar la vida de Madrid: el Metropolitano; y más aún cuando poco después aparece el cadáver del capataz de las obras.

Reseña

Si hay algo que se le pueda atribuir a Gregorio León sin miedo a errar es el arte de montar historias complejas que, al leerlas, parezcan sencillas. Y en la novela que nos ocupa en esta reseña, además, utiliza con atino el centenario de la puesta en funcionamiento del Metropolitano Alfonso XIII, como fue nombrado en sus inicios, siendo hoy conocido como Metro de Madrid, para rendir homenaje a esta colosal obra que marcó un punto de inflexión no solo en la forma de moverse por la ciudad, sino también en la vida de los madrileños de primeros del siglo XX.

Y qué mejor guía turística para el lector que los ojos de Julia, una joven y valiente fotógrafa que ha «mamado» el amor por la captura de imágenes, pues era el oficio de su padre. Al fallecer este no duda en cargar la cámara y presentarse en las oficinas del diario El universal, para ofrecer sus servicios al director, buen amigo de su progenitor.

La novela parte de esta premisa y también del hecho de que Julia se encuentra y fotografía a Alfonso XIII de la mano con una amante entrando en un chalé. Obcecada en la publicación de la misma, el director del periódico la convence de que no puede publicar la foto ofreciéndole a cambio otro reportaje: El proyecto de las obras del Metropolitano, donde, además, aparece el cadáver del capataz.

Y aquí comienza la vuelta por Madrid, conociendo y reconociendo muchos de sus lugares más emblemáticos hoy día, y que en aquel momento comenzaban a serlo. El Mercado de la Cebada, mostrando con absoluta exquisitez cómo se montaban los puestos de pescado, narrando la llegada de los carros de frutas desde Leganés y Alcorcón; el paseo de Recoletos, el estadio O’Donell (Gregorio León es un madridista de pro y no deja pasar ocasión para demostrarlo) donde capitanea al equipo local un tal Santiago Bernabéu, y, obviamente, las obras del Metropolitano de Madrid, con ese contraste de leer cómo carros de bueyes trabajan en un lugar donde llegaría en poco tiempo unas modernas máquinas de transporte de viajeros.

Sin duda, destacan dos puntos fuertes dentro del libro, uno es el escenario, como ya he comentado. Durante la lectura imaginé cómo se sentiría un madrileño de más de ochenta años al leerlo, pues muchas de las situaciones, por no decir todas, las tuvo que vivir en su infancia.
El segundo es el trabajo de documentación del autor. Gregorio ha hecho un encomiable ejercicio de búsqueda y análisis del momento (me comentó que invirtió muchas horas en la Biblioteca Nacional buceando en tratados de ingeniería y libros sobre el Madrid de primeros de siglo XX), ilustrando en cada página la situación con detalles y personajes. Utiliza, por ejemplo, los inicios del cinematógrafo, pasea por la escena a Vicente Blasco Ibáñez, Pérez Galdós o Pío Baroja, entre otros.

Y sí, llega el momento de poner un pero. Pequeñito. Quizá, y solo quizá, pues los libros son la percepción que cada uno se lleva de ellos, le sobra alguna subtrama, y alguna página al producto final. Quizá estas despistan y sacan al lector del camino central de la historia sin un cometido lo suficientemente necesario para el devenir de la obra. Ojo, que no te engañe este tímido y cariñoso reproche, la obra merece mucho la pena.

Y como lo mejor con estos ingredientes es probar el producto final, aquí tenéis dónde podéis encontrar al autor y a su obra.

Twitter: @GregorioLeonOR

Estación Sol en Algaida

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