Entrevista al escritor Antonio Parra Sanz
«Carvalho me arrastró al lado negro de la literatura»
En esta casa tenemos especial predilección por Antonio Parra Sanz (Madrid, 1965). No sólo porque sea un maestro en el noble arte de juntar letras -que lo es- sino por su generosa naturaleza y su notable inquietud a la hora de difundir la cultura en general, la literatura en particular. El autor madrileño, cartagenero de adopción, ha publicado numerosos libros en los que ha dejado patente tanto su calidad literaria como su versatilidad como autor. De esta manera encontramos en su obra novela negra pura –Ojos de fuego y La mano de Midas, ambas protagonizadas por su detective privado Sergio Gomes-, un thriller psicológico con asesino en serie incluido –Dos cuarenta y nueve-, el libro de relatos cortos Cuentos suspensivos y un volumen de artículos periodísticos titulado Butaca de patio, entre otras obras. Además de escritor, Antonio Parra es profesor de secundaria de Lengua y literatura, colabora en el suplemento cultural Ababol del diario La Verdad y en la revista Solo Novela Negra y, además, co-organiza el Encuentro Literario de de Autores en Cartagena (ELACT) y el festival literario Cartagena Negra.
1-Primera cuestión que nos asalta, ¿cuál es tu secreto para llevar en danza tantas cosas al mismo tiempo?
Encontrarle una pizca de ilusión a cada una de ellas, aunque sea algo pequeño, pero que ilusione, qué sé yo, conocer a un nuevo autor personalmente, encontrarme con un buen libro, transmitir la magia de lo literario, compartir esa sensación de plenitud que me deja la literatura y compartirla con los demás tantas veces como sea posible. Puede que ahí esté el secreto y que de ahí salgan las fuerzas para seguir organizando actividades.
2-En tu día a día en las aulas estás en contacto con nuevas generaciones de lectores, ¿cómo se toman los adolescentes la literatura en estos tiempos? A pesar de estar en un país poco lector, ¿hay lugar para la esperanza?
Deberíamos reventar de una vez ese tópico negativo de que los jóvenes no leen, porque es probable que lo hagan más que muchos adultos que “oficialmente” compran sus libros y luego no los llegan a abrir. El adolescente es alguien por formarse, y es receptivo por naturaleza, tan receptivo como rebelde, así que lo que hay que hacer es saber atraerle hacia la literatura, y eso no se hace con imposiciones, sino con estímulos, la imposición provoca rechazo, el estímulo en cambio genera atracción. En el aula procuro azuzar su curiosidad invitándoles a entrar en buenas historias literarias, simplemente contándoles lo que pueden disfrutar con ellas, y suele funcionar. No es una fórmula mágica, por supuesto, pero suele funcionar.
3-Tu larga trayectoria literaria se remonta a finales de los noventa, ¿Cuándo supiste que querías escribir, que tenías esa necesidad de contar historias?
En el momento en el que, al cerrar un libro, me asaltaba el deseo envidioso de escribir alguna historia que me gustara tanto como la que acababa de leer. Escribir, como bien dices, es una necesidad, pero ha de venir alimentada siempre por la lectura, y yo llevo toda mi vida leyendo, así que imagino que en algún momento tendría que surgir ese deseo de escribir. Luego, poco a poco uno se da cuenta de que llevaba escribiendo muchos años, escribiendo aun sin redactar, porque un escritor está siempre escribiendo en su cabeza, y es una sensación extraordinaria, tan adictiva que resulta muy difícil dejarla, aunque mi verdadera adicción es y será siempre la lectura.
4-Ya que estamos remontándonos en el tiempo, ¿recuerdas cuándo y por qué comenzó tu affaire con la novela negra?
Creo que no soy capaz de señalar cronológicamente el momento exacto, -¿para qué vamos a reconocer que tenemos ya una edad?-, pero sí cómo se produjo, la culpa la tuvo un señor barcelonés llamado Manuel Vázquez Montalbán, que con sus novelas de Carvalho me arrastró al lado negro de la literatura. Leyendo la serie completa del detective sucumbí al género y de ahí me fui poco a poco a los clásicos norteamericanos, reactivé mi afición por el cine negro, fui picoteando en las novedades españolas hasta que me arranqué a escribir mi propia novela negra. En ese momento no sabía la cantidad de satisfacciones que el género me iba a regalar, en forma de publicaciones, lecturas y amigos a los que he ido conociendo en todos estos años.
5-Eres el creador del detective privado Sergio Gomes, un tipo de lo más peculiar que ya ha aparecido en dos de tus novelas (y algún relato), ¿qué dirías que le emparenta y qué le diferencia con los clásicos detectives del género?
Siempre que me hacen esta pregunta creo que responderla es un signo de presunción, pero como ya voy teniendo una edad, como decía antes, empiezo a perder el pudor. Gomes, para mí, por las razones que he mencionado más arriba, es una mezcla entre Pepe Carvalho y Philip Marlowe, eso no significa que tenga lo mejor de cada uno, probablemente lo que tiene sea lo peor de cada uno… El caso es que me salió un tipo solitario, inseguro, infeliz, flacucho, bebedor, cínico y muy sarcástico, al que hay ciertas cuestiones sociales que le ponen de muy mala leche, en el fondo creo que es un hombre que se anda buscando a sí mismo, acaso como hacemos todos, lo que pasa es que él lo hace en un mundo complejo como es el de los detectives privados.
6-Por cierto, aprovechamos el tirón, ¿habrá tercera novela de Sergio Gomes? Si es así, ¿podrías adelantarnos algo del nuevo caso al que se enfrentaría?
La habrá, la habrá, lo que no puedo asegurar es cuándo. Con el tiempo me estoy volviendo un escritor un poco lento, y para embarcarme en el nuevo proyecto de Gomes antes necesito finalizar el que tengo entre manos, pero para tu tranquilidad diré que la trama está perfilada, la documentación hecha, los pasos marcados…, vamos, que ya sólo queda sentarse y empezar a redactar. ¿Adelantar algo?, bueno, que transcurre en Cartagena y que, si todo va bien, tendrá un ritmo febril, cronológico al menos, y espero que narrativo también.
7-Con Cuentos suspensivos te ha quedado una estupenda recopilación de historias cortas que van del relato al microrrelato, pasando por diversos géneros que incluyen el terror psicológico no exento de sorna de Inevitables golosas. Como autor, ¿dónde te sientes más cómodo, escribiendo novela o relato corto? ¿Qué pros y contras dirías que tiene cada tipo de narración?
El verbo narrar es lo suficientemente amplio y generoso como para permitirnos practicar ambos géneros, que en el fondo se reducen a la necesidad y la intención de contar una buena historia con la que atrapar al lector. Porque la esencia es ésa: encontrar un buen argumento y mantener el interés del mismo hasta el último momento, respetando a quien está al otro lado, sin engañarle con cortinas de humo, porque el lector se merece toda nuestra consideración. En cuanto a la comodidad, son sensaciones diferentes, el cuento proporciona un placer más inmediato, por su génesis, por su redacción y extensión, y la novela es una apuesta a largo plazo, con lo que el placer que proporciona, pero también los sinsabores, son más duraderos. A mí me gustan ambos, empecé escribiendo relatos, por lo que les guardo un cariño muy especial, y sigo practicando el género, pero tampoco puedo abstraerme del proceso de armar una buena novela. No hay por qué elegir, si uno es narrador, debe cultivar ambos en algún momento.
8-Sorprendes en Butaca de patio con una compilación de artículos de actualidad en la que prácticamente tocas todo tipo de temas, aunque mayormente el político, haciendo gala de una fina ironía. Dichos artículos fueron escritos entre los años 2008 y 2012, viendo como está el patio (nunca mejor dicho) ahora mismo, ¿te plantearías volver a escribir sobre la intensa actualidad político-social?
Buena pregunta. Tuve mi época de articulista, primero en prensa escrita y luego en el ámbito digital, hasta que me refugié en mi blog, y digo refugié porque en él tengo toda la libertad que necesito para escribir esos artículos. En cuanto a la posibilidad de volver a escribir sobre actualidad, siempre la tengo presente, lo que ocurre es que en los últimos tiempos hay tal avalancha de artículos y voces exaltadas que se me hace difícil pensar que un pequeño texto mío, con su ironía y su sarcasmo, pueda abrirse un hueco en semejante jungla. Creo que en los últimos tiempos se ha perdido un poco el norte periodístico, dando pábulo a cualquier bulo y manipulación que aparezca en la red, y todavía no nos hemos dado cuenta del daño que eso nos va haciendo, puede que dentro de unos años lo sepamos y veremos entonces si las heridas periodísticas tienen cura o no. Esa tensión periodística me ha saturado mucho, y ahora prefiero embarcarme en una buena lectura antes que avanzar un nuevo artículo, pero bueno, no renuncio a volverlo a hacer.
9-Hace apenas unos meses vio la luz tu última creación literaria: Dos cuarenta y nueve, una novela negra, negrísima si se nos permite, en la que juega un especial papel el perfil psicológico de los personajes, sin duda de los más redondos de tu carrera. ¿Cómo preparaste esos personajes? ¿Les creaste una vida más allá de lo recogido en la novela?
Sin lugar a dudas ha sido mi obra más visceral, no tanto por lo que haya puesto en su realización, sino precisamente por todo lo que he tenido que bucear en las almas de los tres protagonistas. Construir sus vidas fue un “tour de force” que asumí con toda la profundidad que pude, no bastaba con saber qué iban a hacer en la novela, necesitaba conocer todo su pasado, sus miedos, sus anhelos, sus pasiones, las luces y sombras que habían tenido en sus vidas, y tengo que reconocer que fue un proceso demoledor, porque para mí, imagino que como para cualquier novelista, no son únicamente personajes, son personas con las que hay que convivir mucho tiempo, y los tres arrastran un equipaje de dolor que a mí también terminó por dejarme huella. Suena a tópico pero es la pura verdad, creo que es la vez que en verdad he sufrido con mis personajes.
10-Dos cuarenta y nueve es oscura y malsana, la novela está impregnada de cierta atmósfera que oprime a los personajes, de hecho casi toda la novela trascurre de madrugada. ¿Qué importancia tiene la noche en la novela? ¿Qué significado tiene para la historia?
La noche lo significa todo en la novela, porque es el momento en el que los tres personajes pueden vivir, el momento en el que en verdad se despojan de las máscaras que llevan durante el día y en el que se encuentran consigo mismos, con sus almas desnudas. Quise que la mayor parte de la novela transcurriese de noche, de madrugada, y los momentos diurnos que aparecen suelen estar tamizados por nubes o incluso lluvia; creo recordar que tan solo hay un momento en el que sale el sol, y tiene su justificación. Llegó a ser casi una obsesión, hasta el punto de que la novela está escrita íntegramente de madrugada, porque se me hacía muy cuesta arriba continuar redactando de día, era como traicionar al ambiente y a mis personajes.
11-Consigues en Dos cuarenta y nueve dar un giro al subgénero “asesinos en serie”, con una historia centrada en los personajes y con las ondas de la radio como hilo conductor, ¿qué características tiene la radio que no poseen el resto de medios para decantarte por ella?
Me gustó el componente solitario que arrastra la radio, en concreto aquellos programas de madrugada en los que la gente llama para hacer confidencias a una persona a quien ni siquiera conoce. El grado de soledad al que tiene que llegar una persona para hacer eso debe de ser tan grande que me parecía muy atractivo como para incluirlo en la novela. La radio es muy importante para dos de los tres personajes, Elisa se refugia en ella, es su trabajo y el salvavidas que la mantiene a flote, y a Denis le sirve como altavoz para anunciar al mundo toda la mugre moral que ve día y a día y sus intenciones de castigar a aquellas personas de conciencia sucia. Y luego está la impunidad, es decir, sólo se necesita la voz para hacer radio, no se arriesga nada más, por eso quizá era el medio que mejor encajaba en esta novela.
12-Hablemos ahora de Cartagena Negra, el gran evento literario de la región de Murcia que este año celebrará su cuarta edición. Su organización debe ser titánica. ¿Cómo surgió la idea?
La culpa la tuvo Francisco Marín. -¿te has dado cuenta de que siempre ando echándole las culpas a otro?-. Bendita culpa, por cierto, él llevaba mucho tiempo queriendo organizar en Cartagena un evento literario de primer nivel, a los dos nos gusta el género y nos pusimos a la faena de programar unas jornadas, pero casi como algo teórico. Hasta que llegó Santiago Álvarez, uno de los responsables de Valencia Negra, se interesó por nuestro proyecto y casi nos empujó a ponerlo en marcha de inmediato facilitándonos incluso las fechas. Y era algo complejo, porque hoy un lector de novela negra puede viajar de festival en festival sin que sus huesos vuelvan a tocar su casa, hasta tal punto han florecido que no hay mes en el que no se celebren tres o cuatro en distintos lugares de España. Luego el Ayuntamiento de Cartagena entendió que debía respaldar semejante evento y aquí estamos, una panda de locos irresponsables comandada por Francisco Marín que ya está preparando la cuarta edición.
13- Víctor del Árbol, Rosa Rivas, Toni Hill, Empar Fernández o Lorenzo Silva son solo algunos de los pesos pesados de la literatura negra de nuestro país que ya han pasado por la ciudad portuaria. Aún es pronto pero, ¿podrías adelantarnos alguna primicia de cara a la edición de este año? ¿Alguna visita prevista que te haga especial ilusión? Si tuvieras el poder de traer a Cartagena Negra a cualquier autor (nacional o internacional) de novela negra, ¿quién sería?
Son muchas curiosidades en una sola pregunta… Ahora mismo estamos inmersos en el periodo inicial, el de organizar mesas redondas y barajar nombres, el momento en el que empezamos a contactar con los autores. Así que no puedo adelantar ninguna primicia en concreto, sí puedo decir que deseamos que el 2018 sea el año de la consolidación del festival, y que nuestro principal objetivo sigue siendo doble, por un lado dedicarle al lector todos nuestros esfuerzos, y por otro que los autores que vengan a Cartagena se sientan bien acogidos. Por supuesto, trataremos de que los nombres y los temas garanticen calidad tanto literaria como humana para que el lector sea el principal beneficiario. Y en cuanto a deseos de traer a algún autor especial, pues confieso que disfrutaría mucho si pudiera compartir mesa y palabas con Andrea Camilleri, pero es casi imposible que se den las condiciones, por su edad, la lejanía…, aunque mantengo el deseo.
14-Cuéntanos cuáles son tus próximos proyectos, ¿verá 2018 alguna nueva obra de Antonio Parra Sanz?
No lo veo probable. El año 2017 ha sido tal vez más el más frenético de los últimos tiempos, con la publicación de Cuentos suspensivos y Dos cuarenta y nueve, además de la edición y coordinación de la antología de relatos Cartagena Negra. Creo que necesito algo de tiempo para detenerme, mirar hacia adelante, y terminar algún proyecto que está en marcha, pero hacerlo con calma. Así que imagino que el 2018 para mí será un año de pausa, eso sí, sin dejar de trabajar. De todas formas, esto siempre puede dar un vuelco, la vida literaria a veces es muy caprichosa.
15-Para terminar nuestra pregunta fija: ¿Qué te hace reír y qué te hace llorar cada día?
Quedaría muy bien diciendo que la literatura, pero no sería cierto, la literatura me completa pero no es fácil que me arranque una sonrisa o una lágrima. Sí me hace reír la gente sana, que tiene ingenio, que combate a diario, que es capaz de ver lo malo y ponerse a la faena de solucionarlo, pero sin perder precisamente la sonrisa. En cuanto a lo que me hace llorar, cada vez me emociono con mayor facilidad, y he de reconocer que los niños son capaces de tocarme la fibra casi sin darse cuenta.
La encuesta rápida de El quinto libro
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¿Nos cuentas un chiste?: ¿Así, sin cerveza? Invítame primero a cenar al menos…