Reseña de Sputnik mi amor

14 mayo, 2018
Posted in BLOG, Reseñas
14 mayo, 2018 Cristóbal Terrer Mota

Reseña de “Sputnik mi amor” de Murakami

Título: Sputnik, mi amor

Autor: Haruki Murakami

Editorial: Tusquets

Año: 2008

Páginas: 248 páginas de melancolía

Género: novela contemporánea

Calificación: 

Nuestra puntuación

Sinopsis de Sputnik mi amor

Del mismo modo en que, en el viaje del satélite ruso Sputnik, la perra Laika giraba alrededor de la Tierra y dirigía su atónita mirada hacia el espacio infinito, en el Tokio de Murakami, tres personajes se buscan desesperadamente intentando romper el eterno viaje circular de la soledad. El narrador, un joven profesor de primaria, está enamorado de Sumire; pero ella, quien se considera la última rebelde, tiene una única obsesión: ser novelista. Sumire conocerá a Myû, una mujer casada de mediana edad tan hermosa como enigmática, y juntas emprenderán un viaje por Europa tras el que nada volverá a ser igual.

Rumbo a las estrellas

El Sputnik fue el primer satélite puesto en órbita alrededor de la Tierra por el ser humano. Fue un 4 de octubre de 1957, la carrera por controlar el espacio había comenzado en plena guerra fría. Su aventura duró, como nos pasa a todos, hasta que se agotan las baterías; cayendo 92 días después de su lanzamiento tras haber estado orbitando alrededor de nuestro planeta en una aventura solitaria: muy cerca, pero nunca tocándolo.

Días después, se puso en órbita un segundo satélite, el Sputnik 2, un lanzamiento que gozó de una gran expectación pues esta vez se lanzó al espacio al primer ser vivo: la perrita Laika. Todavía me sorprendo a mí mismo muchas noches,  mirando atónito a la oscuridad del cielo estrellado, preguntándome que sentiría ese pequeño animal indefenso al observar el planeta Tierra en todo su esplendor. Seguro que emocionada y exaltada, pero sin poder compartir esa sensación con su amo, el cual la esperaba a miles de kilómetros de distancia.  Tan cerca, tan lejos…

Vidas cruzadas, vidas tangenciales

Sputnik, mi amor es una bellísima historia de amor entre tres personajes fascinantes, una historia cargada de melancolía. Con la presencia constante de la  ciudad de Tokio como telón de fondo, como un personaje más que observa impertérrito, casi de forma cruel,  el devenir de las vidas de tres jóvenes que descubren el verdadero amor. Ese verdadero amor que rara vez es correspondido, y que por lo tanto no se puede sentir en las propias carnes: no se puede disfrutar ni tocar.

Tres personajes que conviven en una misma ciudad entrecruzando sus vidas. Sueñan despiertos pero sin apenas rozarse. Casi sin tocarse, como un satélite que viaja varado por la órbita de algún planeta.

La historia, como suele ser habitual en muchas novelas de Murakami, está narrada en primera persona, aunque en algunos fragmentos inolvidables cambia a tercera persona para narrar las vivencias de uno de ellos en una especie de género epistolar que es una de las claves de este libro, sobre todo, para entender el complejo final. Todo un acierto de estilo. Originalidad en estado puro.

K, Sumire y Myû

Como si de un Blade Runner se tratara, nuestro narrador omnisciente recibe el nombre de «K». En las primeras líneas ya nos previene del trágico final que tiene esta historia, aunque, más que trágico, lo tildaría de desconcertante.

K nos relata la historia de su vida en la cual se gana el sustento como un gris profesor de colegio, una vida anodina en la que parece que nunca pasa nada, salvo algunos escarceos amorosos que a él mismo le sorprenden. Por supuesto, también tiene sus momentos con Sumire. Y es que los únicos momentos destacables de su rutina son en los que se encuentra con su amiga Sumire, una de esas chicas de las que a todos nos gustaría enamorarnos una vez en la vida, con esa belleza extraña y ese toque de locura tan necesario en su justa medida. Pero Sumire es un tren de mercancías que circula por el mundo a toda velocidad, no se puede contener la locura, ni el espíritu creativo de alguien que reúne todas las características de nuestras protagonistas femeninas más deseadas.

Sumire vive atormentada porque su sueño de ser una escritora de éxito no parece cumplirse, pese a que ha retado a la vida en demasiadas ocasiones dejando de lado las comodidades de una existencia común y fácil. Su angustia vital es el fiel reflejo de una edad de cambios y reflexiones personales, las cuales se acrecientan mientras se espera en la antesala de la madurez.

Los pasajes más memorables son las conversaciones entre K y Sumire, llenos de guiños a los que amamos el arte y la escritura, y en los que podemos observar de cerca todo el talento y el imaginario que conforman el universo de Murakami. Por supuesto, estos diálogos se desarrollan cuando a Sumire le da la real gana, ya sea en una cafetería hipster del centro de Tokio, o durante una conversación telefónica a altas horas de la madrugada.

Como es lógico, K —y el propio lector— se va embriagando de la personalidad de Sumire, hasta terminar enamorado perdidamente de ella, aunque pagando el alto precio de no poder alcanzarla.

La crisis existencial de Sumire se acrecienta cuando descubre que sus relatos están vacíos de alma, quizá es lo que le sucede a la gente que no ha sido capaz de amar a nadie. Quizá por ello su mundo se vuelve del revés cuando conoce a Myû: una chica mayor que ella, más responsable y madura. Sumire se replantea todo su sistema de valores, su identidad sexual e incluso sus hábitos de vida o forma de vestir.

La relación entre las dos jóvenes en la novela es también mágica y dan buena cuenta del talento de Murakami. Sumire decide aceptar un trabajo como asistenta personal de Myû, por lo cual ambas establecen una relación muy especial. Hasta aquí, el lector descubre la parte racional de la historia.

Giro radical, órbitas descontroladas

Lo que parece una novela intimista y casi costumbrista de Murakami, muy al estilo de la maravillosa Tokio Blues, se torna en una suerte de novela filosófica que roza la ciencia ficción, un giro radical en la historia que dejará a más de uno con la boca abierta. Es como el que descubre que los feligreses de La Teta Enroscada en Abierto hasta el amanecer son todos vampiros. Por supuesto, aquí no tenemos criaturas fantásticas, pero sí un giro de timón que roza la ciencia ficción y que ha despertado multitud de teorías sobre la novela y la explicación del final.

Los que gusten de finales impactantes y abiertos a multitud de interpretaciones, no pueden dejar de leer esta novela. En resumidas cuentas, y sin desvelar nada del final, diré que esta novela es un canto a la complejidad y a los tormentos del proceso creativo, a la vez que es una alegoría sobre los mecanismos del universo y los impulsos gravitacionales que el cosmos ejerce en nosotros. ¿No lo he dicho? Sí, una obra maestra.

Murakami se ha convertido en un autor de referencia para todas aquellas personas que sienten pasión por el proceso creativo en cualquiera de sus manifestaciones, aquellas personas que arrojan la mirada perdida hacia la inmensidad del cielo nocturno; melancólicos, en el buen sentido de la palabra. Sus obras: un refugio para los románticos, para los que ansían vivir otras vidas y descubrir otros rincones del mundo, como esa misteriosa y lejana ciudad de Tokio.

¿Por qué tenemos que quedarnos tan solos? (…) Hay tantísimas personas en este mundo que esperan, todas y cada una de ellas, algo de los demás, y que, no obstante, se aíslan tanto las unas de las otras. ¿Para qué? ¿Se nutre acaso el planeta de la soledad de los seres humanos para seguir rotando? (…) Cerré los ojos, agucé el oído y pensé en los descendientes del Sputnik que cruzaban el firmamento teniendo como único vínculo la gravedad de la tierra. Unos solitarios pedazos de metal en la negrura del espacio infinito que de repente se encontraban, se cruzaban y se separaban para siempre.

sputnik mi amor portada

, ,

Cristóbal Terrer Mota

Autor de la novela "Cameron" (Malbec Ediciones) y del ensayo seriéfilo "De Los Soprano a Juego de tronos". Responsable del blog sobre series Seriemaniac.com. Diseñador web, locutor de radio y creador de contenido. Apasionado de la fotografía, la playa y la lectura.

Comments (14)

  1. Monti

    Adoro a Murakami. Ahora mismo estoy leyendo La muerte del comendador y en cuanto lo acabe quiero leerme este. Hace años que lo tengo pendiente y me has acabado de convencer. Un saludo

      • Ivanna

        Gracias, Cristobal, por la reseña tan estupenda!!! Tengo pendiente este libro de Murakami y gracias a tu blog voy a empezar enseguida con él. Un blog fantástico! Enhorabuena!

  2. Berenice

    Hola no me acuerdo haber leido en el libro que se mencione al narrador como «K» alguien me podria decir en que parte o pagina se le llama asi al joven maestro, la duda me mata, gracias

Responder a Cristóbal Terrer Mota Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacta con nosotros

Si quieres solicitar información, enviar libros para ser reseñados
o concertar una entrevista contacta con nosotros