Reseña de Nocturnos. Historias de sexo y muerte

30 abril, 2018
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30 abril, 2018 Jesús Boluda del Toro

Reseña de Nocturnos. Historias de sexo y muerte

Título: Nocturnos. Historias de sexo y muerte

Autor: Claude Lalumière

Editorial: Dokusou

Año: 2018

Páginas: 214

Género: Relatos

Calificación: 

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Sobre Claude Lalumière

Claude (Montreal, 1966) es crítico de literatura, columnista, librero, director de cine y además, escritor. O quizá sea solo escritor, y todo lo demás le haya venido por este detalle. Ha vivido en diferentes ciudades canadienses y estadounidenses, teniendo actualmente su residencia en Ottawa. Lo curioso es que, viniendo del otro lado del charco, asevere que el Mediterráneo es su inspiración.

Desde 2002, ha editado o coeditado catorce antologías en múltiples géneros. En 2009, Claude fue presentador en los Premios Hugo en la Convención Mundial de Ciencia Ficción en Montreal y un invitado oficial de la Embajada de Canadá en la Feria del Libro de Belgrado. En 2011, fue escritor invitado y conferenciante en «World-Building: The Logic of Science, Fiction and Fantasy» en la Universidad de Oslo, Noruega. En 2012, impartió el taller «Sense of Wonder: Writing Fantasy and Science Fiction Short Stories» para la Federación de Escritores de Québec en Montreal. En 2016, Claude fue uno de los 21 escritores de ficción internacional exhibidos en el festival de cuentos cortos serbio Kikinda Short 11: The New Deal. En abril de 2018, ha sido uno de los dos invitados
de honor literarios canadienses en DeepCon 19 en Fiuggi, Italia.

La sinopsis imposible

Al ser un libro de relatos, la sinopsis en este caso casi que no procede. Sí que procede, y además es conveniente explicar, que los relatos de esta colección salen de tres subcolecciones distintas. La primera de ellas tiene el título de Tonos de negro, y aporta relatos que rayan el género negro más habitual, con crímenes, femmes fatales y ciertas dosis de erotismo.

De la segunda subcolección, Nocturnos, el propio Claude apunta que «son historias surrealistas para ser contadas y escuchadas alrededor de una fogata de campamento». Es la subcolección que más relatos aporta al libro, y se mueve entre el terror, la muerte y las criaturas fantásticas.

La tercera de las subcolecciones, Cuentos extraños de sexo y muerte, no tiene tan siquiera la necesidad de explicar qué suma al libro, pues el título ya lo deja bien claro.

Crítica de Nocturnos. Historias de sexo y muerte

Cuando comencé a leer el trabajo, lo primero que pensé, al igual que lo hago en cada libro traducido, fue en la capacidad de la traductora no solo en hacer bien su cometido más obvio, sino también en captar y transcribir la esencia que el autor quiere plasmar en su obra. Es una tarea dura. No se trata de hacer una traducción literal, donde se cambian unas palabras por otras. Se debe respetar ante todo al autor, a su forma de enfocar las historias, sus giros lingüísticos que a buen seguro en su idioma de origen quedan claros, pero no tanto a la hora de contarlos en otra lengua. Y en este sentido, apenas leídas unas pocas páginas, supe que Aurora Carrillo había cumplido con creces lo que esperaba de ella. Se ha metido en la piel de Claude, no como traductora, sino como transmisora.

Los libros de relatos tienen un encanto especial. Los puedes leer por donde más te apetezca, sin una línea que seguir, utilizando el índice para saltar a la página del relato cuyo título te ha llamado la atención. A esto se le suma que puedes vivir, en apenas unas páginas, un trocito de la vida de los más diversos personajes, o de las más escabrosas situaciones, con la grandeza que tiene el arte de  condensar esa historia en unas pocas páginas. En Nocturnos puedes cerrar el libro habiendo leído la historia de una señora que observa, oculta tras unas enormes gafas de sol, cómo su marido se baña en un lago, y al día siguiente abrirlo para leer una potente escena de sexo donde el protagonista se acuerda de un amigo muerto.

Lo que sí que une a todos los relatos es un estilo bien marcado, donde destacan dos pilares muy reconocibles. Uno de ellos es la mirada transgresora, sincera y respetuosa que dedica al sexo y a la muerte. Las escenas de sexo vibran, te transportan, invitando a tu mente a una excitación que puede traspasar al resto del cuerpo. La muerte aparece desmitificada, llana y pura. Y el logro máximo lo encuentras cuando el autor va entrelazando en ocasiones a los dos, consiguiendo unos relatos que dejan al lector con un poso marcado, que se degusta lento, y que, como un buen perfume, se mantiene en el ambiente durante horas.

El otro pilar que sustenta la obra es la forma de entretejer las historias para que, siendo ficción muchas de ellas, tengan una gran dosis de cotidianidad, de realidad.  Muchos de los relatos me han recordado a un pintor que comienza a marcar trazos en una tela impoluta, y que sigues con la mirada, entendiendo cada uno de ellos. Al final del trabajo, aunque la obra sea abstracta, sabes que cada uno de esas pinceladas se pintó en el lugar y el momento correctos. Dentro de la ficción más pura, se palpan los pasos firmes del protagonista, cubiertos por una descripción escénica de una plasticidad evocadora, y unos finales tan dispares como lógicos, si es que se puede usar este término en las historias que pueblan el libro.

En cuanto a los personajes que el autor crea, en todos predomina un denominador común. El aura lóbrega que destilan cada uno de ellos marca el devenir y atenúa las acciones del personaje, convirtiendo en un malo malísimo en alguien con los pretextos suficientes para hacer que el bien y el mal inviertan sus posiciones en la mente del lector. Mientras escribo estas palabras me doy cuenta de que, probablemente, la técnica sea hacer empatizar desde el primer momento al leyente con el protagonista de la historia.

Y si los personajes poseen el halo triste que les caracteriza, los escenarios son el vestido que cubre y apoya esta característica de una forma notoria. Son habituales las localizaciones cerradas, angustiosas, oscuras. Además el autor describe con maestría cada una de ellos, cogiendo de esta forma la mano del lector y sentándolo en medio de la escena. Una escena que a menudo causa escalofríos, y donde no solo puedes ver qué ocurre, sino que incluso puedes llegar a oler y a sentir.

Al buen maridaje entre personaje y escenario se le une una prosa sencilla y directa, lo que cierra una gran combinación de elementos que te lleva casi en volandas por las algo más de doscientas páginas de la obra.

Como para muestra un botón, voy a terminar con un mínimo extracto del libro. «Y así, cada noche, las pesadillas pueden introducirse en tus sueños en el aire que respiras para recordarte que el mundo real puede ser un lugar mejor que el territorio de los sueños».

Desde la opinión más personal de este humilde redactor, he de recomendar la lectura de esta recopilación de relatos. Claude Lalumière ha ganado con este libro a un seguidor en mi persona.

Enlaces de interés

Página del libro en la editorial.

Página del autor.

 

Comments (3)

  1. Pues como muy bien dices el redactor, Jesús Boluda, dos cosas a destacar. La perfecta obra de Terror y Sexo, y la magnífica traducción de Aurora. Sin ella, la novela de relatos se nos hubiera ido de las manos.

  2. José Antonio Jiménez-Barbero

    Acabo de terminar de leer Nocturnos y suscribo punto por punto la reseña, que me parece además excepcional. Enhorabuena Jesús.

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